neverbot
    Ad Free Blog

    Rebuscando entre los entresijos más vintage de este y otros blogs, encontré una imagen que casi ni recordaba, pero que despertó en algún lugar profundo de mi cerebro una nostalgia por tiempos electrónicos mejores:

    adfreebanner

    Wow. A blast from the past.

    El sitio original es adfreeblog.org, pero parece caído indefinidamente. He encontrado una copia en la Wayback Machine de hace más años de los que debería. Sus creadores fueron Keri Smith y Jeff Pitcher (de quien no he encontrado nada actual).

    Encontré algunas cosas más actuales de Keri Smith buscando en internet, como una cuenta de Instagram prácticamente abandonada y un blog con una única entrada de 2019, titulada “Coming out of my silence”, que es bastante iluminadora:

    Because of “Ad Free Blog” I was attacked online and in advertising magazines, and later trolled nearly constantly. I began to see the tone of the internet slowly changing from a place of camaraderie and creativity, into a space of vitriol and anonymous attacks.

    No me sorprende que ya el incipiente Internet social de principios de siglo (¿podemos empezar ya a utilizar la expresión “principios de siglo” en el año 2023?) fuera tan agresivo.

    But I needed to ground myself in what was real for a larger portion of time. I needed to touch things that have molecules and atoms, rocks and leaves. I needed to spend time making things with my hands and feeling that sense of completion.

    Esto es algo que llevo recomendando mucho tiempo, especialmente a todos los que nos dedicamos a hacer cosas en mundos digitales, virtuales, en los que el resultado final es un intangible que acaba desapareciendo. Como lágrimas en la lluvia.

    I needed to combat all of the negative effects that the current culture was imposing on me, without my permission.

    La conclusión de su post no tiene nada que ver con todo esto, pero la verdad es que todo el desarrollo que hace de esta situación del moderno internet, que quizá solo vemos los que nos conectábamos con módems que hacían ruiditos, no puede ser más acertada. Recomendable lectura.

    Not on Twitter anymore

    Pues tampoco es algo de lo que sentirse especialmente orgulloso, ni que fueran a darme un premio por ello o algo, pero por dejarlo apuntado: el mes pasado abandoné Twitter (que no es que lo utilizara para mucho, pero vaya, ahí estaba la cuenta con contenido de muchos años).

    thanks-for-all-the-fish

    Era una herramienta que ya estaba muy torcida desde hace tiempo, ya la había dejado varias veces y había tenido recaídas intentando volver a encontrarle una utilidad que apenas le veía… pero desde que Elon Musk (a sociopathic union-busting financial engineer como lo definió Cory Doctorow) se hizo con su dirección, las razones para seguir dándoles el control de nuestras vidas digitales a una panda de sociópatas irresponsables cuyo interés radica únicamente en los dividendos de sus accionistas, o en los aleatorios caprichos de un dueño único con síndrome de mesías salvador, han ido desapareciendo aún más rápido.

    Esa es otra de las razones por las que poco a poco he ido recuperando mi pequeño lugar en internet: neverbot.com

    Quería mantener la posesión de la cuenta (la existencia y la influencia de Twitter es bastante ubicua y podría necesitarla para algo en el futuro, aunque espero que no), pero borrando todos los contenidos posibles: una solución técnica la encontré en StackOverflow, que amplié un poco y luego dejé allí apuntada para el siguiente que busque lo mismo que yo. Un poco de código que copiar en la consola de tu navegador y un buen rato de un hipnotizante avance por todo el histórico de tu cuenta mientras vas viendo caer los tuits uno tras otro.

    So long, and thanks for all the fish.

    Futuro, ¿Qué futuro?

    futuro-que-futuro

    Futuro, ¿Qué futuro?
    Santiago Niño-Becerra
    Editorial Ariel (Planeta), 2022, 256 páginas


    Primera lectura del año, con una serie de análisis acerca de la situación actual y próxima por parte del economista Santiago Niño-Becerra, cuyo nombre ha ido sonando durante la última década tras ser uno de los pocos economistas que “predijeron” la crisis del 2010.

    Esto hay que entrecomillarlo mucho, teniendo en cuenta que “Los Economistas” (con mayúsculas) son cada vez más un gremio de pensamiento único en el que es difícil ser una voz discordante o plantear alternativas al Gran Hermano que todo lo sabe. Todos los medios, toda la prensa escrita, todos los libros pontifican los mismos principios una y otra vez, y cuando se vuelve a repetir una de estas crisis internacionales que “son una cosa que pasa una vez en la vida” pero llevamos cuatro, niegan la mayor y la única solución sigue siendo seguir como estamos.

    Así que se hace difícil ser una voz discordante, decíamos. Todo el mundo te va a mirar raro. Incluso cuando no opinas demasiado sino que das datos que no son difíciles de contrastar, como en la mayor parte del texto. Es lo que hay. Así son las cosas.

    Como libro creo que le falta una cierta labor editorial, no hay un hilo conductor que ayude a su lectura y parece más una serie de apuntes desconectados, o una serie de entradas de un blog que, aunque están relacionados temáticamente, te hacen difícil leerlos de seguido… una lectura con “desarrollo” desde unas premisas hasta unas conclusiones se habría hecho más ameno de leer.

    Pero de las tesis que trata no puedo tener mucha queja. Un análisis certero de la situación en la que estamos y las razones que nos llevan a ella… y por desgracia un (probablemente acertado) pesimismo en cuanto a los posibles desarrollos futuros. Sé que el autor no llegará jamás hasta este quasi-anónimo blog, pero si algún día lo hace, lo único que le añadiría a esta serie de posibles predicciones sería tener en cuenta el gran factor corrector de asuntos económicos del último siglo: el comienzo de guerras que maquillen los números. Un epílogo acerca de estas opciones sería muy bienvenido.

    Lecturas 2023

    making-time

    Durante el pasado año sucedió algo lamentable y ridículamente inesperado en mi vida adulta, o siquiera desde que tengo uso de razón, y es que creo que a lo largo de todo el año no terminé ningún libro. Reitero el “creo”, porque ahora mismo no consigo recordar ningún libro concreto, así que podría estar equivocado.

    Empecé muchos, tengo medio docena a medio leer, otra media docena empezados del año anterior en los que he ido avanzando algunos capítulos aquí y allá… pero 2022 fue un año muy complejo a todos los niveles, en el que la vida personal y profesional me tuvo atrapado hasta el punto de no encontrar apenas ratos sueltos para dedicárselos a unas páginas, y yéndome a dormir casi cada día derrotado de cansancio, sin ser capaz ni de leer antes de caer dormido. Leí mucho tebeo, pero ese no es el tema.

    Es necesario arreglar esto durante el año 2023 y todos los próximos, y remontar el buen hábito de la lectura.

    Enero

    Mayo

    2023

    tape

    2023 debería sonar como muy a futuro, ¿no?

    El mes pasado he renovado el carnet de conducir y tiene como fecha de próxima renovación Diciembre de 2032. Eso sí que suena a futuro.

    Dune (2021)

    dune-denis-villeneuve

    Tengo el libro ahí parado en la estantería, lo que debería darme una cierta verguenza teniendo en cuenta que en su momento comencé un proyecto de lectura para ir pasando por todos los Premios Hugo de novela (je, realista que es uno), y este debería haber sido de los primeros en llamar mi atención… y nunca me he atrevido. Tampoco tenía muchas esperanzas en que esto llegase a alguna adaptación audiovisual… las historias de grandes imperios cuyos planes se miden en siglos requieren efectos visuales de los caros, y no todo el mundo está por la labor. Apple se ha metido en el lío con Fundación, y en ambos casos ya estamos a la espera de las siguientes entregas (en cine o streaming, en película o serie, ya tanto me da una cosa que otra).

    Dicen que fue una de las mejores películas del 2021, pero teniendo en cuenta de dónde veníamos y que no se estrenó prácticamente nada en salas, eso y decir nada viene a ser casi lo mismo. Pero si tengo que opinar, que a eso hemos venido, me quedo entre dos aguas. Me ha tenido atrapado durante todo el metraje (y ojo, que no es corta), y a la vez me falta un “algo”. Es visualmente espectacular, y a la vez le fallan algunos diseños de producción que no terminan de cuajar del todo. O simplemente le falta un alma que me encaje con lo que yo busco. Tengo la misma sensación que con el Avatar de James Cameron, que también va a ser continuada en breve… no puedo tener ninguna queja real, de algo palpable, pero algo me dice que no va a crear poso en mi mente y no se va a convertir en un referente en mis mitologías particulares. O quizá espero mucho. Quizá estoy ya tan acostumbrado a sentirme decepcionado con la ciencia-ficción de los últimos años que cuando no tengo de qué quejarme ya no sé cómo reaccionar. Quizá el Dune de Denis Villeneuve sea un peliculón como la copa de un pino y como poco me ha hecho ir a por el libro a la estantería y ponerlo el primero en la pila de pendientes, para ser el siguiente en leer.

    Recordemos que la vez anterior que se intentó hacer una adaptación de Dune, David Lynch se vino arriba.

    dune-david-lynch

    Y recordemos que, durante un tiempo, existió la posibilidad de que Jodorowsky se hubiese venido incluso más arriba.

    dune-jodorowsky

    Puestos a escoger, creo que tengo poco de lo que quejarme. Qué carajo, sí que tengo algo: la necesidad de crear películas-franquicia, de no terminar más que en un gran continuará cuando pasarán dos años desde el estreno hasta poder ver la segunda parte. De eso sí me quejo. Ya decía yo que algo tenía que haber.

    Tom Cruise through the ages

    Estaba yo viendo su última película cuando me dio por echarle un vistazo al histórico de peliculotes en los que ha ido participando Tom Cruise a lo largo de su vida, y me encontré con que en mi mente creía haber visto Risky Business (1983), pero en un derrape cerebral la estaba confundiendo en realidad con Cocktail (1988).

    19.21.39

    Ay amigo, no. Qué bonito es ver estas cosas, que tienen ya sus buenos 40 años, y tener la suerte de no haberlas visto antes. No era la primera película de Tom Cruise (me he dejado apartadas Taps y The Outsiders para volver a verlas dentro de poco), aunque creo que probablemente sí fuera su primer papel protagonista. Y casi, casi era el estreno de Rebecca De Mornay (sólo había tenido otro papel anterior en una película de Coppola). Qué jovenzuelos.

    Pero ojo al tema: un adolescente de instituto se queda sólo en su casa de niño bien durante unos días y la lía pardísima, hasta optar por solucionar sus deudas volviéndose un proxeneta y convirtiendo la casa familiar en un prostíbulo para sus compañeros de instituto.

    Lo has leído bien. El shock que produce ver esta historia en el año 2022 lo hace magnífico. Es que sólo puedo recomendarla.

    19.40.06

    Y de Top Gun: Maverick (2022) qué os voy a contar. Ni el director ni yo sabemos de qué va. Aparentemente hay que realizar una misión ultra secreta en un país desconocido (#truestory, no sabemos quién es el enemigo porque queda feo tener enemigos hoy en día), y llaman al abuelo que estaba ya para retirarse para que entrene a una chavalada que nunca ha entrado en combate. A nadie sorprende que el abuelo tenga que acabar cogiendo otro avión para ir a pegar tiros. No tenemos claro qué país misterioso es ese que tiene aviones ultra secretos mejores que los americanos pero por alguna razón no va a entrar en guerra con ellos tras ser bombardeados. Es que todo es un disparate.

    Aparece Jennifer Connelly por ahí, por el qué dirán si no tenemos un interés romántico, y un Val Kilmer muy mayor. Y parece que estoy hablando fatal de la película pero la verdad es que me tuvo entretenido un buen rato con aviones fium fium y ratatatata y esas cosas del querer. Y tiene una banda sonora fantástica, como si se hubiera rodado en los ochenta (del 86 es la película original y le hubiesen pegado las canciones). Se deja ver pero tienes que saber a lo que vas y dejar antes el cerebro en la mesilla.

    Tom Cruise desde 1983 hasta 2022. Ha llovido.