neverbot
    Baquetas electrónicas, qué gran compra

    Me he comprado un paquete enorme de Cola-Cao [horrenda web que reproduce un video por defecto] sólo para tener las dichosas baquetas que anuncian… yo, que toda la vida he sido de Nesquik [horrenda web que reproduce sonido por defecto].

    Las baquetas son un timo, porque sólo una de las dos baquetas es electrónica, así que harian falta dos juegos completos para poder hacer ruido como Dios manda. Además no es que sea un sistema muy bueno, ya que algunos de los toques que das no los detecta pero, dentro de lo que cabe, siempre puedes hacer el tonto durante un rato hasta que vuelves loco a alguien por el ruido… que es para lo que sirven las baterías de verdad, ¿no?

    Y, ahora, a desayunar Cola-Cao durante una eternidad para compensar esta maravillosa compra.

    Resumen de la semana 7/2009

    Esta semana ha sido San Valentín, y no he dicho nada al respecto, aunque en años anteriores siempre he aprovechado. Me estoy haciendo mayor.

    Ha sido mi primera semana de trabajo en casa, aunque aún haciendo algún proyecto para mi anterior empresa, compatibilizando el tiempo entre montar el despacho, trabajar y adecuar la casa.

    Escuchando: Últimamente nada, aunque esta semana voy a hacer limpieza del iPod y voy a organizar de nuevo la colección de música. Jugando: Ningún videojuego, nada online… sólo una partida a Heroclix esta semana. Hay que mejorar esto. Viendo: La primera temporada de Perdidos (otra vez, he vuelto a empezar desde el principio para poder verla en compañía).

    Desconfianza 2.0 (sí, he copiado el nombre del post)

    Leía hoy en Microsiervos:

    Desconfío de la gente que si buscas su nombre en Google no sale nada.

    Cosmonauta (usuario de twitter que tiene sus twitts marcados como privados, por lo que este enlace no os sirve de nada).

    El caso es que a casi todo el mundo le parecerá una tontería, pero no puedo estar más de acuerdo. Por ejemplo, en mi trabajo (¿ex-trabajo?) he tenido que hacer entrevistas a candidatos a determinados puestos y en ocasiones he buscado sus nombres… es sorprendente lo habitual que es no encontrar nada. ¿Cómo puede alguien ser un profesional que trabaja con su ordenador durante ocho horas diarias durante años, en ocasiones con tecnologías web, cómo puede no existir online?

    Una explicación factible es el extraño miedo a firmar con tu propio nombre, ya que todo el mundo acaba utilizando nicks/apodos en todas partes (otra cosa que no comprendo, el tratar de dar privacidad a algo tan “social” como es una conversación, por muy 2.0 que sea).

    Supongo que de algún modo todos seguimos siendo igual de mentirosos a la hora de presentarnos ante una nueva persona, como puede ser el caso de una entrevista de trabajo, y preferimos que no sepa nada de nosotros antes de que la verdad pueda incluir algo aparentemente malo.

    Con honestidad, he de decir que preferiría que en una entrevista alguien me preguntara por las cosas que he hecho que no sean profesionales o académicas, podría responder sobre algún proyecto open source, sobre media docena de páginas web (incluyendo varios blog en los que colaboro) o algún proyecto de videojuego, o podría dar como enlaces videos de youtube, un perfil de linked-in o mis propios blogs personales.

    Sin embargo, cuando yo pregunto eso en una entrevista:

    ¿y, aparte de lo que pone en tu curriculum, alguna otra cosa reseñable, que no sea universidad o trabajo, algo que se te ocurra?

    Siempre (siempre), todos me han respondido: No, nada más. ¿Pero qué habéis hecho con vuestra vida? ¿Sólo estudiar y trabajar? No sé si creer que efectivamente la mayoría de la juventud sólo ha pasado por un ciclo de estudio + borrachera + estudio + trabajo y realmente no han hecho nada más, o es que a todo el mundo le da verguenza admitir que tienen aficiones.

    Tiene dificultades con las normas, señor Anderson

    Tiene dificultades con las normas, señor Anderson. Usted se cree muy especial, y que por algún motivo las reglas no están hechas para usted. Obviamente se equivoca. Está en una de las principales empresas de software del mundo. Cada empleado entiende que forma parte de un todo. Por lo tanto, si un empleado tiene un problema, la empresa también lo tiene. Deberá tomar una decisión, señor Anderson, o tendrá que empezar a buscarse otro trabajo. ¿Me he expresado con claridad?

    Matrix (1999), de Andy y Larry Wachowski.

    Hola, me llamo Iván y he dejado mi trabajo

    O algo así… es curioso que en el que probablemente acabe siendo el peor momento laboral de la historia del mundo occidental sea precisamente cuando me dé por hacer estas cosas, pero se veía venir desde hace tiempo.

    Atención, post estilo ego-trip. El que avisa no es traidor.

    En cada uno de los trabajos en los que he estado, invariablemente, he pasado por varias fases: ilusión, desorientación, aprendizaje y aceptación de las normas establecidas, negación cuando algo se hace mal o no casa con tu forma de trabajar y de entender el mundo, intentos infructuosos de huir hacia adelante proponiendo cosas que no salen a buen puerto (o son directamente ignoradas, dependiendo del sitio), y esto acaba seguido de una larga debacle en forma de espiral autodestructiva en la que cada día te preguntas exactamente qué haces en una oficina.

    Y aún así no parece haberme ido del todo mal… he tenido varias subidas de sueldo e incluso algún ascenso en distintos trabajos (aunque la vía más rápida para mejorar profesionalmente siempre ha sido el cambio de empleo), pero hay algo que se me sigue escapando, y sigo sintiéndome fuera del sistema.

    ¿Hasta dónde llega la madriguera de conejos?

    Trabajas para alguien y ese alguien te da dinero a cambio de tu trabajo, o al menos así debiera ser en un mundo lógico y normal, pero no en el nuestro. En mi experiencia, a cambio de ese dinero tus pagadores escogen tu vestimenta, tu comportamiento, a qué hora cómes, a qué hora te acuestas, a qué hora te levantas, cuándo puedes hacer la compra y a qué horas puedes ir al médico… y la verdad es que no tiene mucho sentido. Hay días en los que he estado mano sobre mano navegando por internet hasta el tedio más absoluto (cuando te descubres preguntándote por qué no actualizarán más a menudo determinadas páginas te das cuenta de la situación), así que no te pagan por tu trabajo, sino simplemente por tu tiempo. Aún cuando no tengas nada que hacer, debes fichar a tu hora. En alguna de esas empresas podías encontrarte una semana entera sin hacer nada. Llegar el viernes, hacer algo durante un par de horas y tener justificación para toda la semana. Y eso me ha pasado en un par de lugares, así que no debe ser una situación aislada.

    Cuando me he encontrado en esa situación siempre he buscado pastos más verdes, de ahí que mi “esperanza de vida” en una empresa esté en torno al año. También es cierto que, durante mis últimos años de carrera y primeros de vida profesional, nunca pude disfrutar de… ¿cómo llamarlo? ¿estabilidad emocional? así que siempre tenía alguna excusa a la que achacar mis “ansias de cambio”: una relación terminada, una relación empezada, una mudanza, un cambio de ciudad… pero ahora ya no tengo excusas. Relación estable, vida estable, amistades estables. Ya no tengo nada a lo que achacar el hecho de que el trabajo que hago me parezca una forma moderna de esclavitud que no me proporciona nada como individuo.

    Experience is what you get when you didn’t get what you wanted.

    Así que, en lugar de gastar más tiempo pensando que quizá debí tomar otras decisiones en algún momento pasado, prefiero tomar decisiones sobre cómo gastar mi tiempo futuro. Voy a trabajar en proyectos como free-lance al mejor postor, pero siendo yo quien pueda escoger qué proyectos aceptar y a cuáles decir que no. Tengo un par de “proporcionadores” de proyectos que quizá hagan que este nuevo modo de vida fructifique, o quizá no. En el tiempo libre entre proyectos “subvencionados”, tengo varias cosas entre manos que pueden llegar a convertirse en beneficios (o no), y al menos aprenderé unas cuantas cosas y me divertiré en el proceso.

    Es un punto de comienzo, ya que casi toda mi experiencia laboral está en el campo de la informática. Durante las últimas semanas hemos convertido una habitación en un despacho, pintando, cambiando muebles, haciendo una mudanza, instalando equipos… y la paliza que nos hemos dado parece que da sus frutos, ya que hoy es lunes y estoy escribiendo desde mi propia casa, aprovechando más tiempo útil que si estuviera en una oficina. Y si esta nueva vía no me convence (o no funciona)… quizá sea el momento de entenderla como la última oportunidad que le doy a este campo profesional, y quizá haya que buscar en otro lugar (alguna opción hay, aunque muy verde aún).

    Hay quienes no me entienden lo más mínimo, y me parece correcto. Yo no intento convencer a nadie para que cambie su modo de vida, simplemente el mío no se adapta a algunas normas sociales, y por eso voy a intentar cambiarlo. También hay quienes me dicen que es la crisis de los treinta (que cumplo este año), y supongo que no les falta parte de razón… quizá es ahora cuando puedo afirmar que las cosas no son como yo esperaba que serían a estas alturas, y hay dos opciones: aceptarlo y seguir adelante o intentar hacer algo al respecto.

    Parón navideño demasiado largo

    Ha pasado bastante tiempo desde la última actualización pre-navideña, por lo que empezaré por un clásico ¡Feliz año a todos! Espero que las fiestas os hayan tratado bien (o, al menos, mejor que a mí). A mediados de Diciembre me atacó salvajemente lo que pudo ser cualquier tipo de enfermedad, infección, parásito, virus, bacteria o vete a saber qué. Cosas que he aprendido:

    • Tras los tres primeros médicos, si el diagnóstico no es gripe o gastroenteritis, nadie sabe lo que es, y a nadie le importa. El doctor House no encontraría trabajo en España.
    • Cuando empiezas a delirar con que tu jefe supuestamente te ha pedido que montes un árbol de navidad en el edificio de la empresa, y a las cinco de la mañana sólo estás pensando en que el día anterior no te dio tiempo a terminarlo y tienes que ir lo antes posible, te das cuenta de que a) piensas demasiado en el trabajo y b) tienes una fiebre bastante alta.
    • Tras cuatro días de pérdida de líquidos por varias vías, circunstancia que no especificaré mucho más por no ser (aún) más escatológico, recibir litro y pico de suero intravenoso es tan refrescante como una Coca-Cola en mitad del desierto. Si antes ya estaba delgado, ahora parezco la radiografía de un silbido, pero intento recuperar peso.
    • Cuando tu cumpleaños coincide con nochebuena, y tu cena se compone de media tortilla francesa, mientras ves cómo a tu alrededor las bandejas llenas de manjares pasan de mano en mano… preferirías matar antes que seguir comiendo esa tortilla.

    Conclusión: dos visitas de médicos a domicilio, dos visitas a urgencias, no poder aprovechar las fiestas, no poder salir a comprar regalos decentes (mis disculpas a los desafortunados, hice lo que pude) y, en general, perderme casi todas las fiestas y las vacaciones, que ya tenía cogidas y he gastado en esto.

    Ahora, aprovechando que vuelvo a la rutina diaria (trabajo y demás), vuelvo a recuperar los hábitos perdidos, como el contacto constante con ese maravilloso flujo de paquetes TCP/IP llamado internet, así que estaré por aquí más a menudo. O, al menos, tanto como de costumbre.