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Magnífico hilo en Twitter de Manuel de BCN y sus #MakeThemLaugh acerca de la relación entre las series Friends y Mad About You, sobre todo a través del personaje de Úrsula Buffay, la gemela malvada de Phoebe.
Más fácil de leer en threadreaderapp.com. Qué poco me gusta esta costumbre de tener largos textos en Twitter sin tener una web asociada donde publicarlos mejor.
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Al hilo de intentar frenar la presencia en Twitter: después de ver el episodio s03e02 de Evil (serie que recomiendo, de la que deberíamos hablar más): The Demon of memes, y después de un par de ocasiones en las que viendo TikTok o reels de Instagram al volver a mirar el reloj habían pasado dos horas sin que me diera cuenta, he borrado la cuenta y la app de TikTok del móvil.
Captura de pantalla de Evil s03e02 sacada de themoviedb.
En Instagram para mi desgracia tengo muchos contenidos de muchos años, pero estamos trabajando en ellou.
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En Daring Fireball, John Gruber hablaba en Diciembre de cómo el Twitter de Elon Musk tomaba decisiones erráticas, como cerrar Revue tras comprarla menos de dos años antes, casualmente un día después de que Jack Dorsey (co-creador y ex-CEO de Twitter) comenzase allí una newsletter hablando de las cosas que habían funcionado mal. La forma en la que se empezaron a eliminar todas las cuentas que incluyeran enlaces a Mastodon fue la guinda a un mes interesante.
Es sorprendente que hayan cerrado Revue, teniendo en cuenta que las newsletters están siendo el sustituto de las redes sociales, que fueron el sustituto de los blogs, que fueron el sustituto de los foros, que fueron el sustituto de…
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Esto me recordó un artículo que leí el mes pasado (me costó volver a encontrarlo, no recordaba la web ni el título) acerca de la curva de aprendizaje que tiene administrar comunidades online: Hey Elon: Let Me Help You Speed Run The Content Moderation Learning Curve.
El recién llegado siempre cree que tiene la fórmula para solucionar todos los errores que existen en los demás lugares, olvidando que todos los anteriores ya pasaron por allí, y antes que ellos varias décadas de diseño de juegos online… nunca contrates a un community manager para hacer el trabajo de un game designer.
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Imágenes creadas por Johnny Darrell con inteligencia artificial de una película que nunca existió: El Tron de Jodorowski de 1976, en el New York Times.
Más fáciles de ver (y con más imágenes) en DjFood.
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La teoría de la conspiración chachi de esta semana es: El Imperio perdido de Tartaria. Tartaria era el nombre con el que se llamaba entre los siglos XIII y XVIII (año arriba, año abajo) a ciertas regiones del Asia central (de ahí “los tártaros”), que en el siglo XIX fue cayendo en desuso conforme la cartografía disponible en Europa era más fiable.
Ya en tiempos modernos, pseudo-historiadores locuelos han inventado un Imperio perdido que es el verdadero nombre de Rusia, con (espera que aquí viene lo bueno) edificios en todo el mundo que son vestigios de este gran imperio. En las Guerras Mundiales Tartaria fue destruida y “escondida”, deshaciéndonos de la mayor parte de los restos. Por alguna razón hay gente que esto se lo cree, y lo más extraño es que a mí ya ni me sorprende.
En la foto, el antiguo Edificio Singer de Nueva York (ya demolido), que claramente era una prueba de la existencia del Imperio de Tartaria.
Fantástico artículo en Never Was Magazine, y otro en Bloomberg.
- Futuro, ¿Qué futuro? de Santiago Niño-Becerra.
- Nada Importa, de Jesús Terrés.
Dreams are forever, but the rent is due each month.
Por una casualidad de la vida, he encontrado esto hoy. Quizá a alguien le anime el día.
La felicidad nunca está fuera, en ningún sitio, en ningún atardecer frente a ningún mar, ni frente a una aurora boreal en Kiruna ni frente a un lienzo de Vermeer en el Rijksmuseum. Está muy dentro, muy hondo, pero nadie más que tú guarda las llaves de ese cofre.
Aprovecho para recomendar Nada Importa, la newsletter de Jesús Terres, a quien leo ahí y en otros sitios desde hace ya unos cuantos años.
The Tale of Jenny & Screech, Ren
Recomendado ver en YouTube subtitulado.
Al hilo del post que escribí acerca de mi abandono de Twitter (borrado de contenido, si nos ponemos precisos), unas cuentas lecturas interesantes que he ido encontrado de los últimos meses:
Curiosidades de otros temas:
Rebuscando entre los entresijos más vintage de este y otros blogs, encontré una imagen que casi ni recordaba, pero que despertó en algún lugar profundo de mi cerebro una nostalgia por tiempos electrónicos mejores:
Wow. A blast from the past.
El sitio original es adfreeblog.org, pero parece caído indefinidamente. He encontrado una copia en la Wayback Machine de hace más años de los que debería. Sus creadores fueron Keri Smith y Jeff Pitcher (de quien no he encontrado nada actual).
Encontré algunas cosas más actuales de Keri Smith buscando en internet, como una cuenta de Instagram prácticamente abandonada y un blog con una única entrada de 2019, titulada “Coming out of my silence”, que es bastante iluminadora:
Because of “Ad Free Blog” I was attacked online and in advertising magazines, and later trolled nearly constantly. I began to see the tone of the internet slowly changing from a place of camaraderie and creativity, into a space of vitriol and anonymous attacks.
No me sorprende que ya el incipiente Internet social de principios de siglo (¿podemos empezar ya a utilizar la expresión “principios de siglo” en el año 2023?) fuera tan agresivo.
But I needed to ground myself in what was real for a larger portion of time. I needed to touch things that have molecules and atoms, rocks and leaves. I needed to spend time making things with my hands and feeling that sense of completion.
Esto es algo que llevo recomendando mucho tiempo, especialmente a todos los que nos dedicamos a hacer cosas en mundos digitales, virtuales, en los que el resultado final es un intangible que acaba desapareciendo. Como lágrimas en la lluvia.
I needed to combat all of the negative effects that the current culture was imposing on me, without my permission.
La conclusión de su post no tiene nada que ver con todo esto, pero la verdad es que todo el desarrollo que hace de esta situación del moderno internet, que quizá solo vemos los que nos conectábamos con módems que hacían ruiditos, no puede ser más acertada. Recomendable lectura.
Pues tampoco es algo de lo que sentirse especialmente orgulloso, ni que fueran a darme un premio por ello o algo, pero por dejarlo apuntado: el mes pasado abandoné Twitter (que no es que lo utilizara para mucho, pero vaya, ahí estaba la cuenta con contenido de muchos años).
Era una herramienta que ya estaba muy torcida desde hace tiempo, ya la había dejado varias veces y había tenido recaídas intentando volver a encontrarle una utilidad que apenas le veía… pero desde que Elon Musk (a sociopathic union-busting financial engineer como lo definió Cory Doctorow) se hizo con su dirección, las razones para seguir dándoles el control de nuestras vidas digitales a una panda de sociópatas irresponsables cuyo interés radica únicamente en los dividendos de sus accionistas, o en los aleatorios caprichos de un dueño único con síndrome de mesías salvador, han ido desapareciendo aún más rápido.
Esa es otra de las razones por las que poco a poco he ido recuperando mi pequeño lugar en internet: neverbot.com
Quería mantener la posesión de la cuenta (la existencia y la influencia de Twitter es bastante ubicua y podría necesitarla para algo en el futuro, aunque espero que no), pero borrando todos los contenidos posibles: una solución técnica la encontré en StackOverflow, que amplié un poco y luego dejé allí apuntada para el siguiente que busque lo mismo que yo. Un poco de código que copiar en la consola de tu navegador y un buen rato de un hipnotizante avance por todo el histórico de tu cuenta mientras vas viendo caer los tuits uno tras otro.
Futuro, ¿Qué futuro?
Santiago Niño-Becerra
Editorial Ariel (Planeta), 2022, 256 páginas
Primera lectura del año, con una serie de análisis acerca de la situación actual y próxima por parte del economista Santiago Niño-Becerra, cuyo nombre ha ido sonando durante la última década tras ser uno de los pocos economistas que “predijeron” la crisis del 2010.
Esto hay que entrecomillarlo mucho, teniendo en cuenta que “Los Economistas” (con mayúsculas) son cada vez más un gremio de pensamiento único en el que es difícil ser una voz discordante o plantear alternativas al Gran Hermano que todo lo sabe. Todos los medios, toda la prensa escrita, todos los libros pontifican los mismos principios una y otra vez, y cuando se vuelve a repetir una de estas crisis internacionales que “son una cosa que pasa una vez en la vida” pero llevamos cuatro, niegan la mayor y la única solución sigue siendo seguir como estamos.
Así que se hace difícil ser una voz discordante, decíamos. Todo el mundo te va a mirar raro. Incluso cuando no opinas demasiado sino que das datos que no son difíciles de contrastar, como en la mayor parte del texto. Es lo que hay. Así son las cosas.
Como libro creo que le falta una cierta labor editorial, no hay un hilo conductor que ayude a su lectura y parece más una serie de apuntes desconectados, o una serie de entradas de un blog que, aunque están relacionados temáticamente, te hacen difícil leerlos de seguido… una lectura con “desarrollo” desde unas premisas hasta unas conclusiones se habría hecho más ameno de leer.
Pero de las tesis que trata no puedo tener mucha queja. Un análisis certero de la situación en la que estamos y las razones que nos llevan a ella… y por desgracia un (probablemente acertado) pesimismo en cuanto a los posibles desarrollos futuros. Sé que el autor no llegará jamás hasta este quasi-anónimo blog, pero si algún día lo hace, lo único que le añadiría a esta serie de posibles predicciones sería tener en cuenta el gran factor corrector de asuntos económicos del último siglo: el comienzo de guerras que maquillen los números. Un epílogo acerca de estas opciones sería muy bienvenido.
Durante el pasado año sucedió algo lamentable y ridículamente inesperado en mi vida adulta, o siquiera desde que tengo uso de razón, y es que creo que a lo largo de todo el año no terminé ningún libro. Reitero el “creo”, porque ahora mismo no consigo recordar ningún libro concreto, así que podría estar equivocado.
Empecé muchos, tengo medio docena a medio leer, otra media docena empezados del año anterior en los que he ido avanzando algunos capítulos aquí y allá… pero 2022 fue un año muy complejo a todos los niveles, en el que la vida personal y profesional me tuvo atrapado hasta el punto de no encontrar apenas ratos sueltos para dedicárselos a unas páginas, y yéndome a dormir casi cada día derrotado de cansancio, sin ser capaz ni de leer antes de caer dormido. Leí mucho tebeo, pero ese no es el tema.
Es necesario arreglar esto durante el año 2023 y todos los próximos, y remontar el buen hábito de la lectura.