neverbot

    “If you have any questions or concerns, please do not hesitate to SHUT THE FUCK UP”. Tentaciones que tiene uno, a veces, de escribir en algún email. Pero me contengo, que para eso tengo un blog.

    Tengo un amigo que no tiene cuenta en Facebook. Ni blog, ni Twitter. Y seguramente no tenga un lector de feeds con cientos de fuentes, y parece ser feliz igualmente. Estoy meditando al respecto.

    Google por Jim Lee

    ¿Cómo no me había enterado de que Jim Lee había dibujado un logo especial para Google con motivo de la San Diego Comic Con de 2009?

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    Lápices originales en Comic Book Resources (CBR)

    La g minúscula es horrible, por cierto.

    Lecturas gráficas (I)

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    Green Lantern: Rage of the Red Lanterns (Geoff Johns y varios dibujantes, 2009) (edición americana)

    Continúa el camino hacia Blackest Night allá donde lo dejó Green Lantern: Secret Origin. Atrocitus y los Red Lanterns, Ganthet y los Blue Lanterns, Sinestro y sus propios Corps amarillos, y pistas sobre los próximos contendientes en este próximo Apocalipsis galáctico. Geoff Johns se está construyendo una nueva mitología completa para los Lanterns, entretejiéndola con todo lo que sabíamos hasta ahora, y de un modo magistral. Probablemente sea de lo mejorcito en cómic mainstream que se ha podido leer en los últimos años. Gran guión y gran dibujo, aún contando con varios artistas, ya que todos mantienen una línea similar.

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    Cerebus: Alta sociedad (Dave Sim, 1986)

    Aprovechando la reciente (e inesperada) edición en castellano de Cerebus por parte de Ponent Mon, he probado suerte. Recomiendo leer acerca de la persona/personaje tras el tebeo, Dave Sim, acerca de su historia y de sus (muchos) momentos de extravagancia. Por ejemplo en la serie de artículos que le dedicó Un tebeo con otro nombre (I, II, III y IV), que ayudan a entender el porqué de que esta edición sea realmente inesperada.

    Entrando en materia son 516 páginas de tebeo, de ahí que los llamaran phonebooks en su momento. Es en ocasiones denso… y en ocasiones muy (muy) extravagante, rompiendo la aparente seriedad de los temas tratados. Aunque supongo que es de esperar siendo el protagonista un cerdo hormiguero bárbaro. Algunos personajes, como Cucaracha Luna (y sus múltiples personalidades) o el propio Lord Julius, señor de Palnu (dibujado como Groucho Marx), sin duda alguna rompen con cualquier suspensión de la incredulidad.

    Por otro lado, Dave Sim demuestra una capacidad para la narrativa apabullante, como pocas veces he tenido el gusto de leer. Realmente la vista se desliza de una viñeta a otra como si fuésemos otro personaje dentro de la escena, aún con sus arriesgadas maquetaciones de página. Cinco estrellas ganadas con justicia.

    Sin embargo, juntando ambas características, la extrañeza y la narrativa, el total se queda en algo… raro. No me atrevo a recomendarlo a nadie, pero sí me atrevo a sugerir que le echéis un vistazo con tranquilidad y leáis varios capítulos seguidos, y a ver qué os parece. Yo por mi parte me haré con el siguiente tomo, a ver cómo evoluciona la historia (y como premio a Ponent Mon por arriesgarse). Sin duda alguna ofrece algo único en el mundo del cómic.

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    Spawn Origins, Volume 1 (Todd McFarlane, 1992) (edición americana)

    Todd McFarlane es otro tipo peculiar (el destino ha querido que hablara de él y de Dave Sim en el mismo post), hijo de su época, y así es como hay que valorar el tebeo. Probablemente es de lo poco decente que salió del primigenio experimento que fue la editorial Image, y aprovechando la edición en castellano he tirado por los mismos tomos en inglés, mucho más baratos.

    Es un cómic que avanza muy lento, y seguirá haciéndolo durante los cien números que lo componen. Como autor tiene algunas cosas buenas, y otras muy malas. Algunos diseños magistrales, como el propio Spawn, junto a aberraciones del dibujo como Violator u Overt-kill. Algunas composiciones impresionantes seguidas de viñetas sin control ninguno de la anatomía o la perspectiva. Líneas cinéticas manga mezcladas con reminiscencias de Frank Miller. Sin embargo, como un todo, aún le queda un cierto aire incluso de obra de autor (madre mía lo que he dicho).

    Sólo recomendable para quienes quieran recordar los 90, con todo lo que ello conlleva. Al fin y al cabo es un icono y, a día de hoy, es posible que incluso sea lo único que ha sobrevivido desde el inicio de Image, tras el cierre del sello WildStorm.

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    Archivos WildC.A.T.S Tomos 1 a 4 (Jim Lee y una barbaridad de gente más, 1992)

    Vienen a ser hasta el número 20 de la colección original, más todos los extras y productos relacionados. Ilegible visto desde cualquier prisma. El número tres ya es un crossover con los YoungBlood. El segundo tomo tiene casi tantos números de WildC.A.T.S como de CyberForce (el crossover Killer Instinct). En el tercer tomo (no llegamos al número 15) el autor original, Jim Lee, ya no participa. Al menos empieza a dibujar Travis Charest, que a mí me gusta. Los extras que se van incluyendo son realmente lamentables, números de relleno, números cero de colecciones, y demás despojos artísticos. Y el cuarto tomo es ya un compendio de ¡ocho! colecciones distintas que conforman el crossover WildStorm Rising.

    Empieza siendo muy pobre y va continuamente hacia abajo. Todos los grupos de todos los artistas que fundaron Image son los X-Men. Todos tienen un Lobezno de pasado misterioso. Todos son igual de malos. Malos de carácter y malos en cuanto a calidad artística del tebeo. Los prólogos del editor, Francisco Pérez Navarro, son para enmarcar, porque ni él mismo cree en el producto que está editando, y se nota. Todo lo que dice son cosas negativas y, la verdad sea dicha, para eso se lo podía haber ahorrado.

    Por decir algo bueno: Me encantan los diseños de Jim Lee ¡Todos esos personajes son y debieron ser X-Men! Podría perderme observando sus viñetas, sólo por la fuerza que transmiten sus personajes… pero cuando dejó de dibujar la colección perdió todo sentido.

    ¿Y por qué he seguido comprando entonces? Por un extraño deseo infantil, siempre quise leer y comprar esta colección en su momento, y la dura realidad económica de un muchacho de instituto impedía el despilfarro. Había que elegir y la dejé de lado. Aunque la perspectiva me enseña que hice lo correcto, el recuerdo de cómo miraba las portadas en la librería y la sensación de no poder comprar más colecciones pervive en mí, y me vengo de aquel cruel pasado haciéndome con aquello con lo que no pude en su momento. Como Spawn y los WildC.A.T.S.

    Pero, en serio, qué malos son estos dichosos tebeos.

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    X-Men: Mujeres en peligro (Chris Claremont y Milo Manara, 2009)

    No me lo he leído, ni pienso hacerlo. Su mera compra responde a un impulso del cerebro reptiliano, el mismo que nos hacía soñar de adolescentes con esta posibilidad: el escritor de mutantes por antonomasia y el mejor dibujante de cuerpos femeninos que ha dado la historia del cómic. Pero no me importa de qué va. Sólo lo he comprado para ojearlo, como si fuera un libro de ilustraciones.