El corazón de una mujer es como el cielo de Ganímedes.
Jet Black, en Cowboy Bebop [imdb].
Cuanta sabiduría en tan pocas palabras.
El corazón de una mujer es como el cielo de Ganímedes.
Jet Black, en Cowboy Bebop [imdb].
Cuanta sabiduría en tan pocas palabras.
El título de la entrada es un poco tramposo, pero no se me ocurría otro. Me puse a pensar en este tema a raíz del último número publicado en España de la colección de Lobezno (número 7 del volumen 3, Julio de 2006, edición de Panini). Nunca fué una colección completamente de mi agrado, pero desde el anuncio de que Mark Millar iba a ser el guionista de la serie empecé a interesarme más, aunque ese es tema para otro post.
Panini decidió publicar dichas sagas a ritmo de dos números mensuales, sus razones tendría. El caso es que al llegar el número 7, nos encontramos con el último tebeo de Millar y… algo que no debería estar ahí. No pertenece a la serie oficial, sino a una limitada de calidad muy discutible (eufemismo para ‘muy mala’) perpetrada por dos individuos que no conozco (y no me extraña). No se me ha dado la opción de no comprar ese tebeo. De hecho los próximos números mensuales son la continuación que, por supuesto, no voy a comprar. Nos enfrentamos al abandono de una colección de modo indefinido por culpa de una decisión editorial discutible.
Que duda cabe de que siempre puedo esperar unos meses y continuar cuando retomen la serie original. Pero me conozco, y una vez que pasan varios meses sin preocuparme por qué será lo que incluya el tebeo al verlo en la librería, suele ser muy difícil volver a convencerme. Me pillaron con el reclamo de un buen guionista. Me perdieron por no saber mantenerme después.
Me interesaban Los Cuatro Fantásticos de Mark Waid, y los de Straczynski [wikipedia, imdb], pero no el Marvel Knights: 4 que quieren obligarme a comprar. Me interesa (y mucho) Amazing Spider-man, pero no todo eso que incluyen en un tomo. Varias colecciones que no compro pero que podría estar comprando. Quizá otros lectores opinen igual, aunque es algo que desconozco y que no estoy del todo seguro de que estén teniendo en cuenta en Panini.
Con esta entrada comienza www.neverbot.com, como un espacio donde escribir cosas que, seguro, sólo me interesan a mi… Y aquí nos iremos viendo (o leyendo) mensaje tras mensaje.
Un saludo,
Iván
Este artículo fue publicado tiempo antes de que tuviera un blog, durante el pretérito año 2003, en el ya extinto portal sobre literatura de género cYbErDaRk.net. Lo he recuperado para dejarlo aquí y que no se pierda, con su fecha original.
El texto no ha sido retocado, pero he cambiado las imágenes incluidas por otras en mayor calidad cuando ha sido posible (era el 2003, tengámoslo en cuenta).
Lo cierto es que ha resultado bastante curioso encontrarse con una iniciativa editorial como esta colección Gotas de Pulp Ediciones. En estos tiempos que corren, donde cada día nos extraña menos encontrar tremendos mamotretos hábilmente divididos en inacabables colecciones, se diría que es hasta chocante que alguien se atreva a publicar novelas cortas. La extensión de estos libros, así como la edición en formato similar al de bolsillo, hacen que el precio final de venta sea increíblemente competitivo incluso comparándolo con las grandes editoriales del país, así que poca excusa quedaba para no hincarles el diente.
De este tercer volumen de la colección, que se nos presenta como historia de ciencia-ficción, me atrevería a decir que es en realidad una mezcla con muchos tintes de novela negra y una ambientación en un mundo futuro.
El protagonista, Cigal Fastul, funcionario de la Oficina para Exteriores, es el encargado de los visitantes extranjeros de paso en Ercunda, un curioso planeta con una rotación de 48 horas, el doble que en la Tierra. Sus habitantes viven en ciclos diurnos y nocturnos, teniendo calurosos días de luz y frías jornadas de noche interminable. Allí las horas de sueño coinciden con los amaneceres y los anocheceres, y son llamados Miquiníes y Stiquies ante la imposibilidad de llamar noche o día a un periodo u otro. Este planeta, Ercunda, orbitado por la gran luna roja Panac, es un inestable avispero político donde los golpes de estado son más habituales de lo deseable. El gobierno actual, poco mas que un régimen dictatorial con su propia policía política, esta pasando por una peligrosa etapa de continuos problemas, atentados terroristas e inseguridad ciudadana.
No es probablemente el mejor momento para la llegada de Cosmos a Moa, un agente terrestre contratado para dar caza a un peligroso asesino cuyo rastro se dirige hasta Ercunda. Si hacemos una rápida traducción, tendríamos a un fumador empedernido que trabaja como agente de aduanas (Cigal Fastul), un investigador privado (Cosmos a Moa) y un criminal fugitivo (Gruu Muna), ingredientes típicos de la novela negra.
Con la ayuda de D.Rae, un misterioso apaciguador (una mezcla entre policía, cazarrecompensas y oficiante de bodas), Fastul irá entrando cada vez mas en las investigaciones sobre el peligroso y aparentemente ilocalizable criminal.
Lo mas interesante del libro es, sin duda, el viaje interior del protagonista, que comienza con una vida cómoda y tranquila y ve como los acontecimientos a su alrededor van influyéndole poco a poco. Su trabajo, normalmente tranquilo, para el gobierno, y su vida en pareja con Bilgrum (Bilgrum3, tercera de cinco hermanas clónicas incapaces de hablar en términos de individualidad), se verán profundamente modificadas por los sucesos que acarrearán la investigación sobre Muna y la amistad de Cosmos a Moa.
Las tramas políticas de las diversas facciones interesadas en el control del planeta se entremezclan con el trabajo gubernamental de nuestro protagonista, con las responsabilidades de Bilgrum en una embajada extranjera y las necesidades de Cosmos a Moa de dar caza a su objetivo en el menor tiempo posible. Todo se irá complicando con el aumento de la tensión política y social que traen algunos atentados terroristas, y obligará a Fastul a ocuparse mas de su faceta policial de lo que probablemente él mismo desea, abandonando una vida de estratégica neutralidad necesaria en un planeta tan inestable.
Para no desvelar más detalles de la trama de los deseados, bastará con decir que la investigación se complica cuando Fastul descubre que Gruu Muna parece tener unas habilidades más allá de lo común.
El libro está escrito sin entrar en grandes piruetas literarias y con una prosa bastante fluída así que, sin duda, se deja leer con mucha facilidad. Esto, sumando al hecho de que el formato sea el de novela corta, ayuda a que el resultado sea bastante positivo. Sin hacer necesarias cientos de páginas, los personajes quedan perfectamente definidos y su forma de actuar es perfectamente creíble, en vista del resultado final. En mi caso particular, el libro me duró una sola tarde de estas pre-veraniegas jornadas abrasadoras, lo que sin duda ayudó a la ambientación en este marciano planeta teñido de rojo que es Ercunda.
Si queremos achacarle algo, quizá se eche en falta una mayor implicación de lo que sería el propio planeta en sí en el argumento del libro. Estas jornadas nocturnas y diurnas hacen que algunos habitantes de Ercunda mantengan prácticamente dos vidas paralelas, e incluso algunos adopten nombres y costumbres diferentes para cada período. Sin embargo, es un factor que apenas influirá en la historia y que hubiese podido dar mucho mas juego. Indudablemente, la historia se basa y se mantiene en otros factores, así que no se le pueden restar méritos.
Del autor poco puedo decir que no se haya dicho ya. Cabría mencionar que León Arsenal es realmente el pseudónimo de un madrileño nacido en 1960, cuya principal obra en cuanto a ciencia-ficción se centra en cuentos cortos, publicados en fanzines y revistas del género. Aparte de eso, una novela a medio camino entre la fantasía heroica y el pulp-fantástico en colaboración con José Miguel Pallarés (Bula Matari) y una antología de relatos (Besos de Alacrán), y su dedicación durante los últimos años a la novela histórica puede ser quizá lo más destacable de este poco prolífico autor.
Como curiosidad editorial, quizá se podría decir que el autor de la portada no es Qeu Nümura, tal y como reza en el libro, sino J.M. Ken Niimura, dibujante de cómic, ilustrador y traductor de japonés. Supongo que se podrá achacar a los duendecillos de la imprenta o a la confusión del autor de este artículo, aunque personalmente optaría por la primera alternativa.
Este artículo fue publicado tiempo antes de que tuviera un blog, durante el pretérito año 2003, en el ya extinto portal sobre literatura de género cYbErDaRk.net. Lo he recuperado para dejarlo aquí y que no se pierda, con su fecha original.
El texto no ha sido retocado, pero he cambiado las imágenes incluidas por otras en mayor calidad cuando ha sido posible (era el 2003, tengámoslo en cuenta).
Llevemos atrás nuestra memoria hasta el estreno de X-Men. Personalmente recuerdo que fui a verla con mucha expectación, y también que una cierta decepción me sobrevino al abandonar la sala. No había sido una película mala, vaya, pero había algo que no acababa de cuadrar. Los personajes habían sido sacados de contexto para poder meter a los que interesaban (principalmente aquellos cuyos poderes eran baratos de llevar a la pantalla), y muchas situaciones parecían forzados clichés, en un intento de querer contar más cosas de las que se pueden contar en una película de acción. Demasiados personajes cargados de demasiados años de historia en el tebeo para la duración del filme. Y aún así no era mala. Sólo había que evitar compararla con ciertas historias del cómic para no hacerla quedar en ridículo y obteníamos una película divertida y resultona que se dejaba ver muy bien.
El final no daba excesivo lugar a una continuación clara, a excepción de que los personajes continuaban todos vivos y Magneto era capturado. No había más pista o indicio, aparte de la gran recaudación, que indicara cómo podía ser la secuela. Tras X-Men, los defensores por excelencia de la gran manzana (Spider-Man y Daredevil) llegaron al celuloide, abriendo un nuevo mercado cinematográfico. Para unos meses más tarde, se veían a lo lejos el retorno de los Imposibles X-Men y el Increíble Hulk (La Masa para los más viejos del lugar).
Llega el momento y me arriesgo. Compro la entrada, voy al cine y me siento en un lugar bien centrado. Comienza la película y, tras las logoformas de Twentieth Century Fox y Marvel Entertainment Group, aparece el titulo de la película, un simple X2 que hace que un escalofrío me suba por la columna y se me erice el vello de los brazos (este friquismo mío no me va a llevar a ninguna parte en la vida). Tras casi dos horas de silencio (excepto para aclarar alguna pregunta del tipo ¿ese es malo? de los acompañantes), salgo del cine. Y aún durante más de una hora sigo en silencio, dándole vueltas a todos los detalles de la película. Y es que, por primera vez, todo casa, todo está en su lugar, y todo se corresponde con lo que esperaba de esos personajes, de MIS personajes. Bueno, seamos sinceros, casi todo. Pero al menos en esta ocasión ya hay que ser un auténtico entendido del Universo-X para saber captar las diferencias (pequeñas, pero existentes) que pueden llegar a chirriar.
Analicemos. La película es correcta, el guión es creíble (dentro de la fantasía de un tebeo, naturalmente), y la “suspensión de la incredulidad” es la mínima necesaria para creerte todo lo que te ponen en pantalla. Correcta la música, correcta la imagen, la fotografía, los personajes e incluso la interpretación de los actores (sigue siendo una película de acción y no es necesaria en exceso, pero no parecen hacerlo mal). Correcta significa simplemente que al salir de la película no piensas “que mal ha quedado (rellenar aquí con lo que sea)”, sino que simplemente no te has estado fijando en esas cosas porque la historia fluye con la coherencia necesaria como para no permitírtelo. No creo que deba extenderme más en el plano cinematográfico, ya que ni es la función de este artículo ni es mi deseo convertirlo en eso.
Y ya que deberíamos desviar la conversación hacia la adaptación (y me estoy extendiendo en demasía en otros menesteres), voy a hablar de la historia. En esta película no hay un malo súper poderoso que lance rayos de lo que sea y, sin embargo, la maldad está presente. Se hace incluso necesario colaborar con el antiguo enemigo, Magneto, y las excusas no chirrían a la vista del giro argumental final. Descubrimos a Xavier como alguien realmente poderoso y nos acercamos más a la escuela para jóvenes talentos. Pero vayamos por orden que estoy mezclado cosas.
Nada más empezar, y enlazando perfectamente con el final de la primera película, vemos a Logan (Lobezno) en Alaska, tratando de encontrar pistas sobre un pasado confuso y una memoria perdida. Flashbacks de lo que podría ser el proyecto Arma-X en el que participó. Aunque fuera en Alberta, Canadá, y no en Alaska, Estados Unidos. Recordemos que Lobezno no es estadounidense, sino canadiense, algo que creo no se ha mencionado en las películas y debe dolerles a los busca-héroes cinematográficos yankees. De hecho, si consultamos la Web sobre la película, veremos que el clásico ‘Origen: Canadiense’ ha sido cambiado por un ‘Origen: Desconocido, posiblemente canadiense’. Tampoco se nos dan nombres, fechas, ni pistas mas allá de lo necesario; no aparece referencia alguna a Arma-X, al Departamento-H ni nada que se le aproxime. Probablemente sea lo mejor, ya que la historia de Lobezno es quizá la más compleja de entre todos los personajes Marvel. Pese a la edad que representa, no debe quedarle mucho para cumplir el siglo de vida (o más, quizá lo sepamos con exactitud al terminar la nueva serie Lobezno: Origen, ya en el mercado). Y la historia de una persona que ha sido desde agente secreto hasta soldado en la segunda guerra mundial, desde aprendiz de samurai hasta miembro de organizaciones inter-dimensionales, puede llegar a ser tan compleja que es mejor no liar demasiado la madeja y dejar para la película únicamente los detalles más importantes. Simplemente algún tipo de relación con Stryker, un coronel norteamericano reconvertido a científico, nos da pistas sobre su reinventado pasado.
Primer número de la serie limitada que explica el origen del que quizá sea el más importante mutante de Marvel. Guión de Paul Jenkins y dibujo de Andy Kubert.
Detalle importante: Lobezno aparece en escena fumando, y lo hará durante toda la película. Recordemos que es una película made in Hollywood, aparentemente juvenil, y que Lobezno es el protagonista. Es “el bueno”, y fuma. Esto es más importante de lo que parece, una demostración que la película no se centra únicamente en ser el típico producto comercial sino que pasa a respetar a unos personajes que son como son y cuentan con una historia sobre sus espaldas. También convendría recordar que la propia editorial en ocasiones ha intentado maquillar este tipo de comportamientos en algunos de sus personajes como Lobezno, La Cosa (4 Fantásticos) o Nick Furia, grandes fumadores de habanos, con lo cual podríamos hablar de fidelidad por encima de la propia editorial.
Más adelante, en la magnífica secuencia de la invasión de la escuela de Xavier, veremos las impresionantes escenas del verdadero Lobezno. La imparable máquina de matar, el asesino implacable del tebeo aparece durante cinco minutos en los que se deshace de los soldados de las tropas especiales uno tras otro utilizando únicamente sus garras. La primera víctima es la más impactante, quedando ensartado contra la nevera de la cocina en una escena que se me ha quedado grabada. Este tipo de reacciones viscerales del personaje han sido tratadas de las más diversas formas según qué autores fueran los encargados de contar sus aventuras en cada momento, y solían ser dejadas como última vía de escape, pero sin conseguir evitar que los aficionados supiéramos cómo era el personaje en realidad.
Las aventuras de los “muties” mas jóvenes. Tras la desaparición de Los Nuevos Mutantes (que se convirtieron en X-Force), ocuparon su puesto. Algunos de los alumnos en la película han salido de estas páginas.
También se nos premia a los aficionados con detalles de cierta relevancia. El grito sónico de Siryn que pone en problemas a ambos bandos, la huída de Kitty Pride atravesando personas y paredes, y un magnífico Coloso (Piotr -Peter- Nikolaievitch Rasputín, en el tebeo enamorado de la chica) que pese a contar con apenas un par de frases tiene una de las transformaciones más emocionantes de la película (mi reino por haber “ascendido” a este personaje a la “primera división”). Aunque parece que haya pasado de ser un ruso a ser un estudiante americano más, dado que ha perdido todo rastro de su acento, tan marcado al menos como el de Rondador Nocturno. Y no son los únicos jóvenes mutantes reconocibles. Los lectores de la ahora extinta Generación-X habrán entrevisto a muchos de los chicos que rondan por la escuela durante todas estas escenas.
Lobezno y Magneto, enemigos irreconciliables.
Más tarde asistimos a la huída de Magneto de su prisión de vidrio y plástico, al extraer de un guardián todo el hierro que ha sido inyectado en su sangre. Cantidad ínfima para un organismo vivo, pero suficiente para que el amo del magnetismo sea capaz de controlarlo. Es la prueba del poder que puede atesorar un mutante que lleva toda su vida ejercitándose. Es imposible no recordar el dramático momento de la extracción del adamantium a través de la piel de Lobezno (Los sueños se desvanecen, X-Men 25 USA, perteneciente a la saga Atracciones Fatales), de donde probablemente saliera la idea para esta escena.
Xavier y Cíclope son hechos prisioneros y se convierten en marionetas del malo de turno. Uno no puede evitar pensar que esto ya lo ha visto antes, y esa es precisamente la gracia de la película: que este tipo de situaciones sean reconocibles. La mente de Xavier es dominada por Jason Wingarde (Mente Maestra), personaje existente en el tebeo pero completamente tergiversado para la película. Pese a que en el tebeo tuvo un importante papel, dominando la mente de Fénix (Jean Grey) y obligándola a tomar el papel de Reina Negra en el club Fuego Infernal (¡Y su nombre es Fuego Infernal!, Uncanny X-Men 132 USA), aquí no es más que un esclavo del malo de turno que lo utiliza para llevar a cabo sus fines.
Dos de los números de la saga del Club Fuego Infernal, con el verdadero Jason Wingarde.
Y es que, ¿quién es el malo? El coronel Stryker, supuestamente el padre de Jason. Así que ese podría ser un primer fallo argumental. Naturalmente, esto es perdonable al intentar mezclar distintos personajes y dotarlos de ciertos lazos familiares para tener que hacer las menores explicaciones posibles. Si en el par de horas que dura la película tuviésemos que respetar la historia de todos y cada uno de los personajes, habría que contar tantas cosas que sobrepasaríamos la capacidad de asimilación de cualquier ser humano medio (incluidos los propios aficionados).
Buceando entre los arcos argumentales de los X-Men encontramos la novela gráfica Dios ama, el hombre mata, donde aparece William Stryker, reverendo y ex-sargento del ejército norteamericano. Vemos que en la película no queda nada del reverendo, y ha sido ascendido a coronel. Por culpa de las radiaciones recibidas por él y su familia durante su época militar como investigador de tecnologías nucleares, su hijo nace con horribles mutaciones que lo atormentan y enloquecen hasta el punto de llegar a asesinar a ambos, eliminar las pruebas y terminar culpando de todo a los mutantes. Pocas similitudes han quedado con el personaje original, que ha pasado de ser un orador público, exaltador de la ola anti-mutante, a un militar perteneciente al proyecto Arma-X. Al menos para la película se inventan otro hijo para que la excusa del odio a los mutantes siga siendo la misma. Naturalmente, hacer que un predicador fuera el malo probablemente sea demasiado para ciertos públicos puritanos, y toda referencia a ese pasado ha sido ignorada.
No obstante podemos ver ciertos paralelismos con esa historia original. Magneto termina ayudando a la Patrulla para vencer al enemigo y el plan de Stryker es dominar mentalmente a Xavier para utilizar una tecnología de detección de mutantes y matarlos con un rayo psíquico. Aunque todo lo que ocurre entre medias no tienen mucho que ver, podríamos estar hablando de una adaptación muy libre de dicha novela gráfica. Si todo esto lo mezclamos con el proyecto Arma-X (aunque en realidad no tengan nada que ver), explicamos en la misma película otro pedazo del puzzle que compone el pasado de Lobezno y el espectador se queda tan contento, sin marearse ante la avalancha de nombres y datos que le sobrevendrían de otro modo.
Dios ama, el hombre mata (1982), con guión de Chris Claremont y dibujo de Brent Anderson.
Pequeños detalles que merece la pena recordar: en el bar en el que Mística “seduce” a uno de los guardianes de Magneto, quien está apareciendo en un debate televisado no es otro que Hank McCoy, alias la Bestia, miembro fundacional original de la primera Patrulla-X (a saber: Cíclope, la Chica Maravillosa -Jean Grey-, el Hombre de Hielo, el Ángel y la Bestia). Una pena que ni Ángel ni Bestia aparezcan en la película, y que el Hombre de Hielo (Bobby Drake) haya descendido de categoría. Años después, en la segunda génesis de los X-Men, se unieron al grupo (no exclusivamente) Tormenta, Coloso, Lobezno y Rondador Nocturno, con lo que el elenco de superhéroes de la película va tomando una forma más próxima a la de esta alineación.
Muy posterior sería la incorporación de Pícara que, desde luego, era muy diferente, con unos poderes más avanzados, más adulta y, por qué no decirlo, simpática y atractiva. También más adelante llegaría el personaje de Gámbito (Remy LeBeau), el eterno pretendiente de Pícara en el cómic, función que en el celuloide parece recaer sobre el Hombre de Hielo. Por mencionar a otro de los personajes que fugazmente aparecen en la película, tendríamos a otra de las incorporaciones más tardías, Júbilo, que ocupaba el puesto de niña que no controla sus poderes y proporciona los argumentos adolescentes. Podemos observar que esta Pícara fílmica viene a ser una mezcla de la verdadera Pícara y aquella joven Júbilo, al menos en cuanto a posición dentro del grupo y forma de actuar.
Y ya que hemos mencionado a Gámbito, recordemos el momento en el que Mística accede a los archivos secretos de Stryker y podemos ver por un instante una lista de mutantes clasificados, entre los que aparece el nombre de Remy LeBeau, Jamie Madrox y otros (habrá que esperar a la versión Dvd para que pueda fijarme con mayor detenimiento).
Precisamente en ese momento Mística se está haciendo pasar por el que puede ser el único enemigo “físico y tangible” al que se enfrenta Lobezno (y, por añadidura, la Patrulla-X) durante la película. Yuriko Oyama, Dama Mortal. Uno de los más perseverantes y carismáticos enemigos de Lobezno, que aquí está tan desaprovechada que da cierta pena. Originalmente, Yuriko era la hija de un científico japonés investigador del metal conocido como adamantium. Por extraño que parezca, no tenía nada que ver con los personajes mutantes, ya que fue creada como personaje secundario para Daredevil, mientras éste perseguía a Bullseye en Japón (Daredevil 197 USA). Más adelante fue aprovechada como enemigo para Lobezno, ya que ella creía que éste podía estar relacionado con las investigaciones de su padre. Tras trágicos sucesos familiares en aquellas aventuras de Daredevil, en los que tanto su padre como su marido perdieron la vida, su mentalidad cambió por completo y pasó a ser una despiadada asesina obcecada en terminar con la vida de Lobezno, a quien irracionalmente relacionaba con lo sucedido. Tomó el nombre de Dama Mortal y se enfrentó a Lobezno en varias ocasiones, primero dirigiendo un pequeño ejército y posteriormente convertida en Cyborg, ya con implantes de dureza superior al acero como los que luce en la película.
Primera aparición de Yuriko Oyama, Dama Mortal. Guión de Larry Hama, lápices de Klaus Janson y William Johnson, tintas de Klaus Janson y Mike Mignola.
Hay que tener en cuenta que aquí a la historia se le vuelve a dejar del revés para conseguir que todo entre en su lugar. Se desaprovecha por completo la historia personal que pudieran tener ambos personajes. O bien se ha borrado del guión o bien Lobezno no parece recordarlo (algo que en el tebeo sería imposible cronológicamente hablando). Yuriko aparece durante toda la película dominada mentalmente y no llega a decir palabra alguna (personaje realmente desaprovechado, no he podido evitar encontrar parecidos con el Sapo de la primera parte o con Darth Maul, villanos visualmente atrayentes pero utilizados únicamente para repartir tortas sin permitirles ni una mísera frase). Aunque creo que podemos conformarnos con la original batalla que el director nos regala a los fans de Lobezno… como siempre, sufriendo hasta el final.
Convendría recordar que no dispone de un poder regenerativo tan grande como el de Lobezno, aunque sí lo suficiente como para convertirse en un rival difícil, de no ser porque tampoco cuenta con un esqueleto de adamantium como en la película, sino simplemente de implantes cibernéticos. Por descontado queda que no ha tenido ninguna relación con el proyecto Arma-X, como tampoco la han tenido Stryker ni Rondador Nocturno, pero parece que en esta película quieren hacernos creer que ha sido la única historia decente de los mutantes y que todos han pasado por estas instalaciones.
Y ya que sacamos a Rondador Nocturno, debiéramos decir que no se le hace mucha justicia. Pese a que está excepcionalmente retratado, en realidad no tiene todas estas marcas religiosas en la piel, incluso aunque nos sirva como perfecta excusa para explicar su intrínseca religiosidad. Lo que sí se le puede achacar es tener menos protagonismo que el que en un principio se podría esperar de él, exceptuando los primeros y espectaculares cinco minutos que le sirven de presentación. Incluso los Bamf! del teletransporte parecen sonar igual que en el tebeo.
Otro detalle interesante sería la inclusión de Pyros como alumno de la escuela Xavier en un principio, para asistir a una progresiva toma de conciencia de su posición en el mundo. Observamos determinados cambios de actitud que hacen presagiar lo peor antes de que termine la película, aunque al final únicamente tenemos un simple cambio de bando de cara a una nueva continuación. Algo a mi parecer bastante creíble y bien tratado, perfectamente consistente con el cómic, donde formaba parte de la Hermandad de Mutantes Diabólicos, el grupo liderado en su comienzo por Magneto y, posteriormente, por Mística.
Y por último, pero no menos importante, queda recordar que en esta película comienza (si, únicamente comienza, y ahora sí queda abierta claramente la puerta a X-Men 3) una de las sagas que los aficionados más recuerdan de toda la etapa guionizada por Chris Claremont. La Saga de Fénix. Cualquier fan habrá sabido reconocer el fuego especial en los ojos de Jean Grey cada vez que utilizaba sus poderes, la lógica escondida tras el aumento de sus habilidades y el claro paralelismo entre su muerte en la película y en el cómic.
En éste, tras una aventura espacial, la Patrulla tiene que realizar la reentrada en la atmósfera en una nave con una computadora dañada y a unos minutos de la llegada de una tormenta estelar de proporciones épicas. Sólo es posible la supervivencia de todos (incluido un astronauta) si se recluyen en la cámara interior de la nave y uno de los presentes se sacrifica por los demás para intentar pilotarla lo suficiente antes de morir abrasado por el calor y la radiación. Únicamente alguien con súper poderes sobreviviría lo suficiente como para asegurar el descenso y, de todos los presentes, sólo alguien con los suficientes conocimientos puede pilotar la nave. Jean es telépata, lo que le proporciona ambos factores, aprendiendo los detalles necesarios extrayéndolos directamente de la mente del astronauta y creando un campo protector que le permite aguantar el tiempo suficiente, aunque no lo necesario como para sobrevivir ella misma, que debe incluso dormir mentalmente a Cíclope para que éste se lo permita. Durante el descenso, en una emocionante escena que termina con un gran accidente, ocurre lo impensable: uno de los miembros originales de la Patrulla ha muerto (No hay mayor amor y ¡Como un fénix, desde las cenizas!, Uncanny X-Men 100 y 101 USA).
La historia utilizada para celebrar los primeros cien números de la colección. Nueva época y nuevos poderes. Guiones de Chris Claremont y dibujos de Dave Cockrum.
Aquí, dependiendo de lo quisquillosos que nos pongamos, podemos ver o no el error argumental de no comprender la necesidad que tiene Jean de salir del Pájaro Negro para realizar una operación similar en la película, sacrificándose por los demás para proporcionarles una escapatoria. Es muy posible que hubiera podido hacer lo mismo desde dentro del avión. Quizá debamos escudarnos en que aún es la chica con pocos poderes del principio del cómic, con poca confianza en sí misma y prefiere tener sus objetivos a la vista para poder controlarlos mejor (excusa burda y facilona, pero no se me ocurre otra). Probablemente ninguno de los otros personajes presentes en la escena podía hacer nada más, dado que el Hombre de Hielo está venido a menos y hubiese sido el más indicado. Siempre nos queda la duda de si Tormenta hubiera podido elevar el avión con ráfagas controladas de viento y un poco de concentración.
Sea como fuere, el fuego en sus ojos, el aumento de sus capacidades psíquicas, el fuego que envuelve sus manos durante sus últimos momentos de vida y esa sombra dorada que puede intuirse bajo el agua en la última escena no dejan lugar a dudas. Habrá X-Men 3 y ya se sabe cuál será una de sus historias principales. Algo seguramente complicado de llevar a cabo al incluir, originalmente, varios sub-argumentos de temática galáctica difíciles de llevar al cine (y probablemente de poco interés a estas alturas). Y la duda que tendrá el aficionado tras esas escenas es: La siguiente película será únicamente un Fénix Desencadenada (Uncanny X-Men 105 USA) o llegaremos hasta la máxima aspiración de Fénix Oscura (Uncanny X-Men 135 USA). Podemos desde llevarnos el mayor chasco del mundo, en forma de bodrio infumable, hasta una grata sorpresa que respete nuestras aspiraciones de encontrar a nuestros amigos del papel.
Este artículo fue publicado tiempo antes de que tuviera un blog, durante el pretérito año 2003, en el ya extinto portal sobre literatura de género cYbErDaRk.net. Lo he recuperado para dejarlo aquí y que no se pierda, con su fecha original.
El texto no ha sido retocado, pero he cambiado las imágenes incluidas por otras en mayor calidad cuando ha sido posible (era el 2003, tengámoslo en cuenta).
Parecía obligado, en una página como ésta, dedicada en gran parte a la ciencia-ficción entre otros géneros más o menos fantásticos, que se dedicaran algunas líneas a otras formas de entender la ci-fi más allá de los libros. En ocasiones se escriben (y, más importante aún, se leen, a ver si yo consigo el mismo efecto) algunos artículos o críticas sobre películas del género, pero existe un medio que, por lo general, no suele salir de sus entornos propios para intentar extenderse hacia nuevos potenciales lectores. Naturalmente, me estoy refiriendo al cómic.
Muchas veces hemos oído como la literatura fantástica debería intentar salir de ese ‘ghetto’ en el que se encuentra sumida, intentando llegar a nuevos lectores y abrir nuevos mercados, alejándose un poco de la situación más común: la ciencia-ficción únicamente es leída por el lector de ciencia-ficción. Entendámonos, lo que quiero decir es que el lector despistado que busca por una gran superficie algo para leer antes de dormir nunca (o casi nunca) se detendrá ante la estantería de ci-fi (triste tener todos los libros apartados de los demás, no vaya a ser que los contaminen), donde únicamente buscarán los clientes habituales del género.
¿Y a que viene este discurso gratuito y espontáneo sobre el mercado? A explicar que nosotros mismos en muchas ocasiones somos quienes tiramos piedras sobre nuestro propio tejado. Todos conocemos a lectores de ‘sesudos’ libros de ciencia-ficción que reniegan de leer un cómic, incluso aunque el género a tratar pueda ser el mismo. A ver si con algún pequeño esfuerzo como este conseguimos que alguien más se atreva a leer un tebeo por una vez en su vida.
Y qué mejor opción a la hora de llevar a cabo este plan de dominación mundial que Masamune Shirow. Autor consagrado internacionalmente, con obras fáciles de conseguir, publicadas en español y con un nuevo volumen en el mercado desde no hace mucho.
Caricatura del propio Shirow.
Masamune Shirow es el pseudónimo de un japonés nacido en 1961 en Kobe, del que no existen fotografías y de cuya vida personal poco o nada se conoce, dado que no realiza apariciones públicas, no asiste a convenciones y realiza pocas entrevistas con los medios. En cuanto a su vida laboral, cabría señalar sus estudios de arte en la Universidad de Osaka y su relativamente breve etapa como profesor de instituto antes de abandonarlo definitivamente para dedicarse a sus mangas (palabra utilizada para referirse al cómic de origen japonés, que intentaré no utilizar demasiado para no liar al hipotético lector del artículo). Es importante el hecho de ser un autor algo atípico dentro del propio mercado japonés e internacional. Trabaja sin ayudantes, algo muy poco usual en su país, más aún teniendo en cuenta su nivel de detalle en determinadas escenas y fondos, que por lo general suelen encargase a colaboradores. Desde su inicio como profesional gozó de una posición inusual como dibujante, sin estar sometido a las presiones editoriales habituales y dibujando (y publicando) a un ritmo marcado por su propio trabajo. Es, además, un autor bastante “occidental” si se me permite utilizar ese adjetivo, en el sentido de que sus obras son bastante adaptables al mercado europeo y americano. Su dibujo es bastante más realista que el que podríamos encontrar en muchos otros mangas, y podemos aproximarlo al estándar que el lector medio occidental necesita para acostumbrase con facilidad a las nuevas lecturas. Breve biografía personal para tan gran autor, pero quien necesite más datos podrá encontrarlos fácilmente en multitud de páginas Web dedicadas íntegramente al autor por todo Internet.
Caricatura de los personajes de Appleseed.
En cuanto a su obra (que es lo que debería interesarnos), ya de joven mostraba un talento que muchos profesionales hubiesen envidiado. No era el lector habitual de cómics en Japón por aquella época, y aquí conviene hacer una aclaración para los no iniciados en el género. En el país del sol naciente, la diferencia entre ‘géneros’ no se realiza del mismo modo que en occidente, donde diferenciamos según el origen de la obra (americana, europea, oriental, etc.) o la temática (ciencia-ficción, superhéroes, humor, etc.) sino que existe una diferencia bastante más obvia que poco o nada se ha tenido en cuenta históricamente en nuestro civilizado mundo occidental: la diferencia según el público al que está destinada la obra. De este modo, y limitando a las dos más obvias para no extendernos en demasía, principalmente enfocados hacia un público joven, tendríamos el Shonen (destinado a chicos) y el Shojo (destinado a chicas). El primero tendría notas más aventureras, quizá deportivas, centrado sobretodo en la superación personal en diferentes ámbitos, y el segundo estaría mucho más orientado a la interacción social, los amoríos adolescentes, las amistades y un largo etcétera. Naturalmente la frontera entre ambos géneros es en ocasiones muy difícil de precisar.
Siguiendo por donde íbamos antes de este inciso, Shirow no era el lector típico de Shonen, sino que sus lecturas más habituales iban dirigidas hacia el Shojo, que por aquella época mostraba una evolución artística mucho mayor, con historias innovadoras y maquetaciones de páginas mucho más originales. Probablemente esa influencia sea la que ha hecho que los protagonistas de las historias de Shirow sean, en su mayor parte, por no decir siempre, mujeres (el propio Shirow se justifica diciendo que así no se ve obligado a incluir inútiles tramas románticas dentro de la trama global para contentar a todo su público).
Su primera obra, Black Magic, que realizó contando con tan sólo 21 años, llamó la atención de Harumichi Auki, presidente de Seishinsha (importante editorial de cómics dentro de Japón), pese a que fue realizada para un fanzine (publicación amateur o de aficionados, con mayor o menor calidad editorial). A partir de ahí, su carrera como profesional se disparó. Esta primera obra nos acerca a un mundo pasado, donde el sistema solar estaba dominado por otra cultura procedente de Venus. Pese a ser gráficamente de un nivel mucho menor al de sus obras profesionales (tengamos en cuenta el origen y publicación como aficionado de esta publicación), ya presenta sus habituales temas: ciencia-ficción mezclada con algunos toques de mitología y elementos fantásticos, inteligencia artificial, biotecnología y un largo etcétera. Posteriormente sería llevada al cine en forma de película de animación con el título de Black Magic M-66, al igual que harían posteriormente sus obras más maduras, Appleseed y Ghost in the Shell.
Su segunda obra, ya dentro del mercado profesional, es Appleseed. Teóricamente inacabada, el autor tenía en mente una serie de 10 tomos, aunque únicamente se han realizado cuatro completos y un par de capítulos del quinto (todos ellos publicados en España), dado que la revista donde se publicaba la obra originalmente dejó de editarse. Esto, que podría espantar al más pintado, en la práctica no plantea problema alguno, dado que los cuatro tomos presentan una historia completamente autoconclusiva. Al igual que Ghost in the Shell (ambas podrían considerarse sus obras más importantes), el funcionamiento del cómic se plantea originalmente de un modo bastante simple: se nos presentan a una serie de personajes en un mundo ficticio. Estos viven una serie de capítulos aparentemente inconexos para, al acercarse al final de la serie, descubrir que pequeños detalles dispersos por toda la obra se unen para formar todas las pistas de una trama escondida que nos plantea serias dudas sobre toda la obra. Citando a Brad Pitt: ‘la película sigue y el espectador no se ha enterado de nada’.
Portada del primer Appleseed.
Llega el momento de ponerse serios (y críticos, que esto no es un artículo de alabanza sobre las obras). Shirow es un gran autor de ciencia ficción, de los mejores. Como dibujante su mano no tiene precio, y a su muerte su espíritu irá a un cielo especial reservado únicamente a los más grandes. Pero como narrador de la historia que pretende contar es muy confuso. Realmente confuso. Shirow gusta de llenar sus historias con textos de apoyo explicando hasta lo más nimio y falto de relación con la trama, desde el funcionamiento de un androide hasta el método de manufacturación de un material, pasando por una explicación de alguna maniobra táctica utilizada por tropas militares en el mundo real o una recomendación sobre un libro de inteligencia artificial que haya leído recientemente. Esto nos plantea serios problemas de continuidad en lo que a nuestra atención se refiere, e incluso el propio autor recomienda hacer lecturas separadas para el cómic y los textos de apoyo. A esta confusión general (aunque solventable si se tiene paciencia), hay que añadir una manía muy mala de ciertos autores a presuponer que el lector está familiarizado con un mundo nuevo salido únicamente de su imaginación.
Pondré un ejemplo aproximado: imaginemos que Julio Verne hubiera escrito una novela sobre piratas informáticos (le hubiera hecho falta mucha imaginación, lo sé). Y que además hubiera llenado su novela con términos técnicos como direcciones IPs, hosts, protocolos, firewalls, satélites, y un largo etcétera. Naturalmente a los lectores contemporáneos les hubiera parecido una tomadura de pelo. Este vicio de Shirow nos vuelve locos cuando nos habla de una persecución a un pirata en el ciberespacio utilizando términos que serán técnicos (quizá) en un futuro, pero que en el tiempo real aún no existen. Esto hace peligrar la continuidad en otros temas más fantásticos alejados de la ciencia-ficción, como puede ser su obra Orion, ya que en los demás esta ingente cantidad de términos al menos se ‘aproximan’ a los actuales en el mundo real. Como justificación, siempre me digo que Japón es un lugar lejano, muy lejano. Y que las distancias en este mundo no son únicamente geográficas, sino también culturales (y ojalá eso no cambie nunca). Pertenecen a un mundo donde las cosas, los objetivos en la vida y el día a día son muy distintos a los que nosotros podemos adoptar, y eso tiene que verse reflejado en todas sus formas de arte, incluidos los cómics. Eso me ayuda a querer hacer un esfuerzo por intentar entender aquellas partes que se me hacen más difíciles. Eso y una frase que dijo una vez un gran pensador: “los japoneses es que cuando hablan de filosofía se explican muy mal”.
Ilustración para Orion.
Es por esto que, pese a su publicación actual en tomos en España, me permitiría recomendar una lectura mucho más pausada (capítulo a capítulo) con varias pasadas si hay algo que ha quedado colgando. El preciosismo del dibujo y la profundidad del argumento se prestan a este tipo de lecturas por lo que, además de conseguir entender el argumento, averiguaremos que está repleto de detalles realmente interesantes.
Y convendría revelar algunos de estos detalles sobre sus famosos argumentos, pero intentando alejarme de los comentarios habituales que pueden encontrarse en Internet (la mayor parte de los aficionados únicamente te destripan todo el contenido de la obra cuando únicamente pretendes leer una sinopsis). Siendo Appleseed y Ghost in the Shell sus dos obras más conocidas internacionalmente, así como las de mayor extensión, son el mejor caso de estudio para nuestro artículo. Hablando de la primera, Appleseed, cabría señalar que en Japón fue premiada en 1985 con el Seiun-Sho al mejor cómic de ciencia-ficción, premio que podríamos aproximar al Hugo norteamericano. Su argumento, en el origen, no parece plantear excesivas novedades: Deunan y Briareos (mujer y cyborg, respectivamente, ambos expolicías), sobreviven en un mundo postapocalíptico tras una guerra mundial que ha asolado el planeta hasta que son localizados por Hitomi, trabajadora de la Arcología de Olimpo (una arcología vendría a ser una nueva forma de diseñar una ciudad), una moderna ciudad-estado construida tras la guerra mundial donde se pretende no cometer los mismos errores pasados. Dada su experiencia, entran a formar parte de las nuevas tropas especiales de la policía dentro de la ciudad, viéndose inmersos en peligrosas tramas políticas. Todo se complica cuando se descubre que una gran parte de los habitantes son bioroides (algo que podríamos aproximar como clones), prácticamente idénticos a personas pero no iguales. Extraños planes para averiguar lo que convierte a una persona en lo que es, intentos de buscar el destino del ser humano, todo ello mezclado con tramas policiales en un mundo realmente bien construido hace de esta obra algo realmente recomendable.
Portada cuerto número de Appleseed.
No se aleja del todo su otra gran obra, Ghost in the Shell, y es que el tema del destino del ser humano parece ser recurrente en el manga y el cine de animación japoneses. Ghost in the Shell, originalmente publicada en España como Patrulla Especial Ghost (y posteriormente en un único tomo con su título original), es una obra al más puro estilo Cyberpunk, presentándonos un universo de alta tecnología, donde humanos con implantes cibernéticos y androides con inteligencia artificial son el día a día. Nuevamente otro personaje femenino (la Mayor Kusanagi) y nuevamente toques policíacos (una patrulla especial de delitos informáticos) marcan el ritmo de la obra. Mega corporaciones, espías rusos, los siempre presentes robots de Shirow (magistralmente creados en todas sus obras, a un nivel de detalle asombroso), y decenas de detalles de alta-tecnología pasan ante nosotros hasta llegar a los capítulos finales. Una inteligencia artificial que dice haber alcanzado realmente un nivel superior al del ser humano (todas las IAs están limitadas) es encontrado. Repetimos algunas de las ideas de la obra anterior, aunque tratadas desde otros puntos de vista: el destino del hombre y de la humanidad, la existencia del alma (el “ghost”) y el siguiente paso a tomar. Igualmente estoy en la obligación de recomendarla a todo aquel que la tenga a mano.
Portada Ghost In The Shell de Planeta DeAgostini.
Esta obra fue continuada años después en otro tomo titulado Man-Machine Interface (de reciente publicación en España), aunque también es comúnmente conocida como Ghost in the Shell II. Aquí es obligatorio decir que el virtuosismo gráfico alcanzado como dibujante es difícil de superar por cualquier artista actual a nivel mundial. Realmente soberbio. Pero también es en esta obra cuando alcanza, como narrador, uno de sus puntos más confusos. Pese a ser una continuación, el lapso de tiempo transcurrido entre ambas ambientaciones los convierten en dos obras prácticamente independientes. En la segunda, el mundo ha evolucionado aún más sus niveles tecnológicos, encontrándonos personajes cuyo “ghost” puede viajar de un cuerpo a otro, alojarse en el ciberespacio, o manejar varios cuerpos simultáneamente. La mayor parte de la obra transcurre en ese espacio cibernético e irreal, realizándose continuas persecuciones y viajes a través de él. Si a esto le sumamos lo ya comentado sobre el lenguaje técnico inventado, tenemos una obra maravillosa de observar pero prácticamente imposible de leer para el lector occidental. Se nos presentan a quienes podrían ser los ‘herederos’ de aquella Inteligencia Artificial presentada en el anterior tomo, y como se realiza una especie de ‘plan’ de complementación de personalidades, donde diferentes almas o “ghosts” se funden para intentar obtener ese hipotético siguiente paso evolutivo. Es probable que nuevas relecturas me revelen pistas que han permanecido escondidas y cambie de opinión, pero este tomo únicamente se lo recomendaría a los fans del autor, ya acostumbrados a esta forma ‘peculiar’ de contar las cosas.
Viñeta de ManMachine Interface -Ghost In The Shell II.
Dado que este articulo deja de lado sus otras obras no de ciencia-ficción, hay ciertas cosas que debo dejar de lado. De todas formas, tengo que recomendar sus dos libros de ilustraciones, Intron Depot I y II (el segundo con el subtitulo Blades), existentes únicamente en japonés pero posibles de encontrar en España (aunque a elevado precio dado que son de importación) realmente magistrales tanto en presentación como en contenido.
Y, como final, también convendría mencionar otra obra de ciencia-ficción del autor: Dominion, aunque mucho más orientada hacia el humor pese a su ambientación futurista. Nuevamente una mujer (Leona Ozaki) perteneciente a un cuerpo policial (la Tank Police) es la protagonista de las aventuras, en este caso mucho más desenfadadas. Persecución de criminales a lo largo y ancho de la ciudad a bordo de tanques (provocando el consabido nivel de destrucción que implicaría el utilizar un cuerpo policial de este tipo). Personajes mucho mas cómicos y alejados del tono de ci-fi “hard” que Shirow proporciona a sus otras obras mas ‘serias’. Estructurada en dos miniseries (Dominion: Tank Police y Dominion: Conflicto), es también bastante recomendable pero, dado que queda fuera de la finalidad original de este artículo, tendremos que dejarla para otro día.
Portada de Dominion: Tank Police.
Iván Alonso (alias Folken) tiene 23 años y vive en Madrid. Estudia Ingeniería Informática, aunque prefiere pensar que es ingeniero y se dedica a trabajar de estudiante. No, no lleva gafas.
La firma estaba incluída en los artículos de cYbErDaRk. Me ha hecho sacar una sonrisita.