Vía neverbot.tumblr.com.
Vía filmgifs.
Vía neverbot.tumblr.com.
Vía filmgifs.
Este post forma parte de una serie sobre el revisionado completo de todo Star Trek, es recomendable empezar por ahí.
Segundo episodio de la serie original, Charlie X (s01e02), emitido por primera vez el 15 de septiembre de 1966. La Enterprise recoge a un joven náufrago que ha crecido sin contacto humano, Charlie Evans, un adolescente de 17 años que no sabe cómo comportarse en sociedad.
Al principio, Charlie se esfuerza por entender las normas y comportamientos humanos. Se encariña con la asistente/ayudante de campo Janice Rand (el cargo es yeoman, que se traduciría al castellano como edecán, pero no estamos para estos tecnicismos), pero sus avances son inapropiados y no correspondidos.
Y qué lío aquí… algo que claramente no es del todo humano intentando aprender comportamientos humanos, a la vez que su parte humana llega a la adolescencia siendo varón, y tenemos al Capitán Kirk intentando explicar lo que está bien y no está bien en las relaciones sociales entre hombres y mujeres… en 1966. Podría haber envejecido exageradamente mal y haber sido algo muy turbio de ver a estas alturas, pero… sorprendentemente tampoco ha estado mal. Star Trek siempre fue muy avanzado a su época.
Como curiosidad, se puede intuir un principio de tonteo entre Uhura y Spock que nos dará para muchos debates futuros. Y el ajedrez 3D, que siempre mola.
Pues con esto y un bizcocho, este blog ha cumplido la mayoría de edad (según la mayoría de países relativamente civilizados): hace dieciocho años que empecé a escribir en neverbot.com. Ni uno, ni dos, ni tres, sino dieciocho.
Aniversarios:
Y para celebrarlo, añadimos ahí a la derecha algo que nunca quise tener y he tardado dieciocho años en hacer: una columna lateral con enlaces a las secciones más o menos “estáticas” del blog, que voy modificando con relativa frecuencia. Que si no salen ahí seguramente nadie sabe que este blog lo uso para ir anotando cosas además de las entradas habituales.
Curiosidades de la vida, en neverbot.tumblr.com.
Tengamos un momento de calma y sosiego, porque a esto le di un tiento casi sin querer, y he venido a descubrir que existe una cosa llamada el MonsterVerse que incluye ya cinco películas y dos series.
A favor: esto se puede ver de forma completamente independiente, pero tiene suficientes detallitos para que te entren ganas de ver todas las películas relacionadas. Sale Kurt Russell. Sale Godzilla. Hay múltiples momentos temporales con los personajes de jóvenes y de viejos. Sale Wyatt Russell, hijo Kurt Russell y Goldie Hawn, y yo sin haberme enterado de esto tampoco (desconozco muchas cosas). Y muy conspiración y mucho conspiración.
En contra: los personajes estilo chica-que-siempre-está-enfadada que no añaden mucho a la trama además de estar siempre enfadada a mí cada vez me cargan más. A los japoneses les sale bien a veces en anime, el rollo tsundere tienen sus fans, pero no estoy entre ellos.
Si ignoramos esto último, que yo soy especialito, todo bien aquí.
La norma no escrita de que cualquier adaptación de un videojuego a otro medio suele ser el mierdolo más absoluto últimamente se está resquebrajando. Ya me sorprendió The Last of Us, y me ha sorprendido ahora Fallout. ¿Será porque cuando le metes dinero a algo y le das un poco de cariño, en lugar de simplemente intentar exprimir a los fans, el resultado es mejor? Quién lo iba a decir.
Todo muy bien aquí, la única pena es que el éxito de Fallout probablemente tape (aún más) la excelente Silo que ya me dejó loco en su momento.
El mundo post-apocalíptico, con un retrofuturismo art decó y música de los años 50, está plasmado magistralmente en la serie y da un ambiente perfecto para las historias que nos quieren contar.
Qué pena que una serie con una crítica tan poco velada al middle-management y la cultura corporativa termine en un gran continuará sin cerrar una historia cohesionada, algo que es imposible no pensar fue decidido por un montón de señores encorbatados en una reunión de márketing. Seguiremos en la segunda temporada, qué le vamos a hacer.
BTW: todo internet está mencionado los papeles históricos de Walton Goggins, y a todo el mundo se le olvida Venus Van Dam en Sons of Anarchy. Actorazo, algún día le llegará el reconocimiento que merece.
Voy por la segunda temporada, disfrutándola, pero mientras que las dos anteriores me atrevería a recomendarlas a cualquiera, con esta última tendría alguna reticencia. Creo que tiene sus detractores por tener diferencias con los libros originales (que aún no he leído, algún día) y fluctúa dependiendo de la escena entre “uy, aquí han metido dinero” y “argh, vaya escenario de serie b”. Y aquí también hay otro personaje que podría ser bastante más interesante y tiene ratos de mismo rollo tsundere de “mira que enfadada estoy” que cansa.
Pero, verdad absoluta del universo:
Todo lo que hace Lee Pace mola.
El argumento requiere algo más de compromiso por parte del espectador, porque los viajes estelares de años, los cryosueños de siglos, y la dinastía genética en la que el mismo actor hace de media docena de personas en el tiempo (idénticas, pero no la misma) pueden hacer que te pierdas si no prestas atención. Pero aquí hemos venido a prestar atención.
Actualización: he terminado de ver la segunda temporada, y en el par de capítulos finales hay una colección de deus ex machina tan flagrante que esto ha perdido muchos enteros como para andar recomendándolo. Parece que había ganas de bajar el nivel. Tendré que leer los libros.
May the 4th be with you.
Panfleto para seguir viviendo
Fernando Díaz (pseudónimo)
Editorial La Oveja Roja, 2014, 131 páginas
Pues mira, yo qué sé. No conozco al autor, aparentemente es un pseudónimo y en ningun lugar del ancho y largo internet he encontrado información acerca de quién es, o si ha escrito algo más, por más que lo he intentado. Pero es ya la tercera vez que me leo este libro, que de cuando en cuando me mira desde la estantería para intentar recordarme cosas.
En estos tiempos de lecturas de autoayuda, monólogos de autosuperación, terapia psicológica y omnipresentes pastillas de colores, a veces lo que hace falta es leer algo que te haga pensar que no estás sólo. Que no eres tú el raro, sino el sistema, que es una desgracia.
Creo que revolución no tendría que ser un nombre sino un verbo.
Pues otra vez he vuelto a ver Los Soprano. Qué os voy a contar yo a estas alturas que no hayan contado otros más y mejor en mil sitios distintos. En España representó el desembarco de una nueva forma de hacer televisión en un ahora antiguo Canal+ de pago que podíamos disfrutar en mi casa y, supongo que por eso, para mí representa un hito audiovisual, por llegar en el momento y en la edad en la que podía empezar a disfrutar de este tipo de productos. Otras series excepcionales, más o menos coetáneas, como The Wire, las he visto mucho más adelante pero no han podido dejar ese poso imborrable que tienen las cosas que llegan en el momento justo.
Esta panda de tarados mentales y sociópatas violentos y peligrosos se mueven durante toda la serie en la fina línea que separa el personaje-del-que-quiero-saber-más del villano impenitente. Bordean continuamente el ¿pero qué le pasa en la cabeza a este tipo? y, sin embargo, no puedes evitar empatizar en ocasiones.
Y es aquí donde viene el principal cambio en las distintas veces que he visto Los Soprano: recuerdo de joven prestar más atención a la historia de Christopher Moltisanti (el sobrino joven… los finales de Christopher y Adriana siguen siendo momentos históricos de la historia de la televisión, que se te agarran al alma). Sin embargo, en este nuevo revisionado, ya en la cuarentena, son las propias situaciones familiares de Tony Soprano, el protagonista, las que me han mantenido pegado al televisor. Te pega en las entrañas de una forma completamente diferente.
Sinceramente, no sé si para alguien que no la haya visto puede representar lo mismo, aún siendo un hito indiscutible de la cultura popular moderna… ni lo sé ni me importa. Si compartes el sentimiento estoy contigo. Si no, hay más cosas ahí afuera para ver.
Pues no te lo pierdas, que han hecho una película precuela de Los Soprano y yo sin haberme enterado. La incluyo aquí porque, además de no ser tampoco nada del otro mundo, es poco más que un episodio aparte contándonos la historia de Dickie Moltisanti (el padre de Christopher que se menciona en múltiples ocasiones en la serie original, en la que por razones obvias no aparece), durante los años 60 y 70.
Correcta, con algunos buenos actores en papeles clave y con el hijo de James Gandolfini haciendo el papel del propio Tony Soprano de joven… aunque la película no va sobre él, no os dejéis engañar.
Y si hablamos primero de un hito televisivo cuando las productoras todavía no sabían que se podían crear hitos televisivos, ahora pasamos a un intento de crear algo memorable que se queda en “pues otra cosa de Netflix”.
Esto debería tenerlo todo para ser mi serie perfecta: ci-fi que debería ser hard, una investigación policiaca con un policía secreto, unos alienígenas y una teoría de la conspiración, un videojuego online, gente súper lista intentando resolver problemas súper complicados, una historia contada en distintos momentos del tiempo… y no. Benioff y Weiss (sí, los de Juego de Tronos) demuestran que no saben darle alma a nada, todo se queda en un producto manufacturado demasiado licuado, que pierde su capacidad para impresionar cuando tenía todas las papeletas para convertirse en el hito televisivo de la década.
Y sólo va a ser otra serie más de Netflix.
Preveo que cuando llegue la segunda temporada no voy a recordar ni un minuto de lo que he visto. ¿Recordáis Rebel Moon? Pues eso.
Una de las cosas que me maravilla, y a la vez no me sorprende para nada, es lo a menudo que podemos constatar la realidad que hay tras aquella famosa afirmación de “tenemos mil canales y nada para ver”. ¿Quiénes están viendo todos esos productos? Quizá nadie los ve y todo es una gran estafa piramidal, pero de vez en cuando encuentras algo nuevo de lo que parece que nadie ha hablado antes.
En este caso, además, parece que tiene sentido que en el internet hispanohablante no se haya apenas mencionado el conglomerado de series de las que quería yo hablar hoy, dado que es un producto muy orientado a un tipo de espectador norteamericano concreto, del que aquí poco hay. Al grano:
Saltando de enlace en enlace, buscando no sé muy bien el qué, acabé en imdb en alguna película en la que aparecía 50 cent, y se me ocurrió cotillear qué mas cine y tv había hecho. ¿Aparece en 44 capítulos de una serie que se llama Power? ¿Qué carajo es eso? ¿También como productor ejecutivo? ¿Y sale en tantos capítulos sin ser el protagonista?
Seis temporadas emitidas en Starz entre 2014 y 2020, contando la historia de Ghost, traficante de drogas que está ascendiendo en la escalera del crimen de Nueva York, propietario de una sala de música, y toda la troupe que hay a su alrededor: amigos de la infancia, familia, ex-parejas… y los líos con la ley y con sus competidores en el mundo del crimen.
Muy cliffhanger y mucho cliffhanger, y me tragué las seis temporadas en un visto y no visto. Pero no te pares ahí, que esto ya tiene TRES series spin-off, en lo que se conoce como el Power Universe:
¿Pero qué está pasando aquí? ¿Cómo es posible que estemos hablando de ya catorce temporadas completas contando los tres spin-offs, con los tres renovados para continuar? ¿y qué aquí ni se haya mencionado?
Supongo que con un porcentaje muy significativo de la serie centrado en personajes afroamericanos, nadie ha pensado que aquí pudiera interesar, pero tiene la suficiente variedad de personajes como para verse perfectamente como una serie americana más.
No me he atrevido a entrar en los spin-offs porque no quería invertir la cantidad de horas que se me iban a ir por ese agujero, pero sigo considerándolo de cuando en cuando.
Cosas veredes, amigo Sancho.
¿Había contado ya por aquí que me he tragado dos veces las siete temporadas completas de Sons of Anarchy? Pues parece que han hecho una película teniéndome en mente como espectador. Y con Tom Hardy.