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    Cuando otros definen tu estado anímico

    Aunque es alguien a quien no conozco y lo hace hablando de sí misma, pero este párrafo de Petite Princesse me ha llegado al alma:

    Estoy en un estado de individualismo en crecimiento exponencial, estoy inquieta, nerviosa, expectante ante esta sensación interior que me suplica que me separe del mundo, que desea hacer de la autosuficiencia algo más que una fantasía, llegar a transformar esa idea en realidad, ser yo un todo en mi misma y prescindir de cualquier otra persona. Me siento fría, dura, áspera, incuso indolente con los demás y sus sentimientos, y confieso que no me afecta demasiado.

    […]

    Pero a la vez siento una soledad aplastante, como si más allá de esa cáscara no existiera más que vacío. Como si nadie, absolutamente ningún ser en el universo pudiera darme consuelo, como si fuera yo sola contra el mundo.

    Recomiendo leer el post completo.

    Humor fino, fino

    El burlador de Castilla, secuencia del balcón, Toma uno:

    • Erroll, dime algo bonito
    • A ver si te gusta esto. Tengo un cimbel matutino con la forma de un pepino que por delante echa gotas y por detrás…
    • ¿Y por detrás qué?
    • Le cuelgan dos pelotas.

    […]

    Secuencia del balcón, cuarta.

    • Voy a probar ahora otra vez hija mía, a ver si te gusta. Si quieres ver lotería bájame los pantalones y verás el premio gordo con dos aproximaciones.

    El burlador de Castilla, El Informal

    Acabo de acordarme, con tanta tontería acerca de la sabiduría, de todos los sketches de… creo que era El Informal, que comenzaban con aquello de “Me congratula que visites mi teeeeeeemplo… de sabidurida”. Ale, todos a visitar Youtube ahora mismo a echarse unas risas.

    Una vez publicado el anterior post he visto que el enlace creado añadía automáticamente un “-2” al final, indicando que ya existía otro post con el mísmo título. Lo he buscado y me he estado riendo un rato con la frase de “Gandalf era un hechicero muy sobreestimado”.

    Qué cosas se encuentran en cuanto el número de posts de un blog comienza a ser lo suficientemente grande. He aprovechado para cambiarle el título al último.

    La decadencia humana

    Llevo varios fines de semana saliendo de fiesta sin parar. Y se acabó. Ya recuerdo por qué hacía tanto tiempo que no lo hacía. Uno comprueba la franca decadencia a la que llega el ser humano al alcanzar determinadas edades y seguir comportándose como si tuviera quince años. Por otra parte, cuando yo tenía quince años jugaba con los G.I.Joe y al fútbol con mis amigos y todavía me quedaba mucho tiempo para eso de “salir de fiesta”.

    Honestamente, hace tiempo que dejé de creer que un local oscuro, con la música a un volumen insano que te impide hablar y un alto porcentaje de la población con un contenido etílico en sangre excesivo sea el mejor sitio para pasarlo bien. Es que yo además no bebo, por si alguien aún no lo sabía. Es divertido ver como otros se emborranchan, pero sólo el primer millón de veces. Después empieza a ser repetitivo.

    Y esos momentos de “es que esa me ha dicho que le molas” de verdad me hacen ver que, efectivamente, estoy rodeado de gente con doce años mentales, hacen que coja mi abrigo y mi bufanda (que en Madrid empieza a hacer mucho frío ya) y me vaya a mi casa apestando a tabaco, encienda la calefacción, y me ponga una peli a las tantas de la mañana. Lamentablemente, haciendo balance al día siguiente, el rato de la película al calorcito acaba siendo lo mejor del día. Incluso contando que no la terminé de ver porque me estaba quedando dormido, claro…

    El caso es que para este próximo fin de semana ya tengo apalabrada la tarde/sobremesa del viernes, la noche con una fiesta de cumpleaños de tres personas y el sábado con otra fiesta de completos y absolutos desconocidos en su mayor parte. Y una tercera fiesta a la que probablemente no podré ir por coincidencia con alguna de las anteriores, aunque queda como reserva por si otro plan falla. Y el caso es que, exceptuando la sobremesa del viernes, no me apetece demasiado ningún otro plan.

    No sé si será el síndrome del lunes o será que me estoy haciendo (más) mayor, pero creo que como no consiga una inyección anímica (metafóricamente hablando, claro) de aquí al viernes, al final mi plan consistirá en quedarme en casa viendo más películas. Y morir soltero.

    ¿He oído hype o he oído timo? Impresiones sobre Halo 3

    Este último fin de semana me terminé Halo 3. Ya el hecho de que hace cinco días de eso debería dejar claro que… bueno… que tengo opiniones enfrentadas en este tema. Debería estar claro para cualquiera que haya pasado por aquí que soy muy (a falta de otra palabra mejor) friki con esta saga.

    Sí, este es otro post sobre Halo, así que os lo podéis saltar. Prometo que no habrá más sobre este tema en un tiempo.

    El primer juego es inmejorable y merece un diez sobre diez. Juego de salida con su plataforma (XBox), must-have y vende-consolas son los dos adjetivos inventados que más justicia le hacen. No creo que lo que yo pueda decir vaya a añadir nada nuevo a estas alturas.

    El segundo juego mejoraba algunas de las cosas que podían encontrarse en el primero: a nivel argumental pasábamos de acción a Épica con mayúsculas, a nivel jugable aparecían las dos armas simultáneas, la posibilidad de jugar con el Inquisidor y tener a (aún) más enemigos enfrentados entre sí, lo que proporcionaba muchas situaciones realmente divertidas de jugar.

    Pero (siempre hay peros), el Inquisidor era divertido pero no era el Jefe Maestro. Los niveles eran muy largos, y cuando llegaba una cut-scene con el comienzo de un nuevo nivel entraban ganas de darle al “Guardar y salir” porque volver a empezar a jugar con otro personaje con distintas habilidades se hacía un poco… raro. De hecho los niveles eran largos pero de un modo bastante artificial, replicando zonas y añadiendo muchos enemigos entre medias. No negaré que era un reto, pero de vez en cuando cantaba bastante. Y los dos peros más grandes: El doblaje de “nesesito un arma” que no sé a quién se le ocurrió (aunque después de la primera media hora ya te habías acostumbrado y no se notaba) y… bueno, el final.

    Halo 2 no terminaba, quedaba en mitad de la nada con el Jefe Maestro cayendo a través de la atmósfera terrestre (si no recuerdo mal) mientras yo saltaba sobre el sofá gritando “¡¡Sí, dejádmelos a todos, dejádmelos!!” como Obélix en “Las doce pruebas”. Y el bajón que da cuando aparecen los créditos no tiene perdón. Espero que a estas alturas esto ya no cuente como spoiler.

    La excusa que les quedó siempre es que Microsoft tenía prisa por sacar el juego y necesitaban tenerlo en unas fechas concretas en el mercado, aunque no estuviera terminado. No sé qué opinar, la verdad, la jugabilidad está muy depurada y todo está muy testeado como para pensar que realmente tuvieron prisa por sacarlo, “simplemente” le falta contenido. Recuerdo que los chicos de Penny-Arcade tuvieron una competición online con algunos miembros de Bungie, los creadores del juego, y fueron apaleados miserablemente, a lo que alegaron que si quizá el staff hubiera pasado más tiempo creando el final del juego en lugar de probando el modo online quizá no hubiesen perdido.

    Halo

    Logo de Halo por Borzz, sacado de halo.bungie.org [página no oficial]

    El caso es que con esas premisas llegamos a Halo 3. Abrimos el juego, metemos el disco en una nueva plataforma (XBox 360, también llamada “plataforma que ejecuta el Halo y por eso me la he comprado”) y las impresiones que uno recibe son las siguientes:

    1. Vaya interfaz más raro… ¿por qué no lo habrán hecho más parecido a los anteriores? Muchas opciones que no sé para que son ni creo que vaya a usar (cine, forge, etc). Nueva campaña, dificultad normal, ahí vamos.

    2. Mira dónde estoy, en mitad de la jungla. Y no me explican nada… los que no hayan jugado a los anteriores van a estar más perdidos que un pulpo en un garaje.

    3. Uy, uy, uy, estos gráficos… están bien, pero acabo de jugar a cosas como Gears of War, y no estamos al mismo nivel.

    4. Muhahaha, Jefe Maestro, Marines del UNSC e Inquisidor todos en el mismo bando, fantástico. Desgraciadamente al Inquisidor no lo vamos a controlar nunca, sólo es un pseudo-compañero de juego online controlado por la máquina.

    5. ¿Quién me ha cambiado de sitio los botones de cambiar de arma y recargar? Dos juegos con los mismos botones y me cambian en el tercero. Cuando hace dos días que has jugado por última vez a los anteriores te vuelves loco y haces el ridículo.

    6. Uy, le he dado al botón que no era. Qué chulo eso de la granada escudo. ¿Por qué nadie me explica cómo se utiliza todo este equipo especial?

    Tras las primeras impresiones (no todas ellas muy positivas, como se puede ver) empiezo a jugar en serio. Y me termino el juego en tres o cuatro días. No he contado exactamente el tiempo, pero calculo que no más de seis u ocho horas. Por 60 euros me parece lo que viene a ser un robo a mano armada. Las grandes faltas del juego que he encontrado, a grandes rasgos:

    • No he usado el equipo nuevo durante todo el juego. Primero porque (obviamente) no he leído el libro de instrucciones ni pienso hacerlo. Segundo porque no me lo han explicado in-game. Y tercero porque no me ha parecido que fuera necesario. Había varios tipos de “cosas” que podía intercambiar, algo sobre un camuflaje y lo que parecían distintos tipos de protecciones, pero no las he usado. Las armas nuevas tampoco, excepto el martillo de los Brutes y más por divertimento que por necesidad real. Ni los nuevos vehículos, cuya presencia era más bien testimonial. Si había un Warthog eso era lo que me quedaba. O el tanque Scorpion, claro. El resto eran apenas medios de transporte hasta mi siguiente punto de control. Creo que queda bien claro que hay carencias de diseño de niveles si todo el equipamiento nuevo no tiene razón de ser en cuestiones de game-design.

    • La tan cacareada nueva inteligencia artificial es un fraude. Entendámonos, que esto se ve más fácil si se sabe un mínimo de informática y de desarrollo de juegos: La IA de un juego no tiene que ser inteligente, tiene que ser efectiva, y no hay diferencia en cómo percibía el jugador el comportamiento de los enemigos en el anterior juego y en este. Puede que internamente ahora todos los miembros de un mismo grupo se estén dando órdenes más complejas, pero desde fuera sólo se ve a cuatro tíos escondiéndose y saliendo de vez en cuando a pegar tiros y lanzar granadas. Y si tienen armas cuerpo a cuerpo siguen siendo blancos fáciles a larga distancia, haciendo que a veces esto parezca un juego de 1995. Creía que ya lo habíamos superado, porque a estas alturas ver a un enemigo al que te cargas a cien metros sin que te detecte no es aceptable. O son enemigos torpes o van de sobrados.

    • Y, quizá como efecto secundario de tener tanta inteligencia, el juego es mucho más fácil. Se nota especialmente en los niveles de los Flood, donde puedes escoger la útil táctica de “corre y no mires atrás” sin enfrentarte más que a los enemigos necesarios, que suelen ser pocos. Esos niveles duraron muy poco tiempo jugando así. No dudo que en modo heroico será más difícil, pero no creo que lo rejuegue en bastante tiempo, así que me quedaré sin saberlo.

    • Exceptuando (y sólo un poco) los gráficos, no hay salto generacional apreciable. No hay muchos más enemigos por nivel, o comportamientos realmente sorprendentes, ni nada que realmente te deje con la boca abierta.

    • No me he enterado de la historia [Posibles spoilers en este párrafo, sáltatelo si quieres]. Sigo sin saber quién o qué es el Gravemind, todo el tema relacionado con los Flood está cogido con pinzas y sucede demasiado rápido. Parece ser que hay algo relacionado con los humanos y/o sus antepasados pero no hay quien se entere, así que el tema forerunner sigue siendo un misterio. No sé que es eso que hay enterrado bajo Nueva Mombasa. Cuando viajas al Arca y se reconstruye el primer Halo, sólo juegas un nivel, mientras que la primera vez que lo visitas es un juego entero. [Fin de los spoilers]

    • Y, por último, [Spoiler again] intentar repetir el emocionante final del primer juego con otro nivel centrado en la huída en un Warthog es como intentar un sucedáneo cutre de la gloria original. [Fin de los spoilers]

    Además, básicamente hay dos agujeros negros de diseño imperdonables: Centrarse demasiado en el juego online (que yo aún no he probado en ninguno de los tres juegos porque no me importa), olvidándose de la campaña principal, y olvidarse de que el potencial jugador no sólo es el que viene de los juegos anteriores, sino que podría ser alguien que no sepa nada del universo Halo, y habría que explicarle muchas más cosas.

    Por quedarme con algunas cosas positivas hay algún momento argumental interesante, como cuando bandos que anteriormente habían sido tus enemigos pasan a ser tus aliados. El final también tiene su gracia, aunque no tiene mucho sentido hasta después de los créditos.

    Resumiendo: Que sí, que está bien, merecía el hype que se le dió pero no merecía las reviews y las espectaculares notas recibidas tras probarlo.