El hogar no es un sitio, es un estado de ánimo.

No es necesario haber nacido en un lugar para sentirte como en casa. No es necesario conocer de siempre a alguien para compartir una vida. No hay un número determinado de años para que puedas decir que “eres de un lugar”. Sólo hay que sentirse a gusto en el momento y en el sitio en el que te encuentras.