Tanto tiempo como seis años han pasado desde que la viera estrenarse en cines, y casi un lustro desde que la comprara en un dvd que ha descansado el sueño de los justos en una estantería olvidada. Vamos, que ni recordaba que la tenía. Soy temeroso de intentar relecturas de las desgracias de reseñas que vine haciendo durante los primeros años de este blog, tan incapaz de articular cualquier argumento complejo como un comentarista de algún periódico deportivo, pero no por ello voy a dejar de tirar de hemeroteca para recordar lo que me pareció en su momento. Parece ser que me gustó.

Scorsese, DiCaprio y Damon en el rodaje de Infiltrados (The Departed, 2006)

Con seis años más de bagaje cultural el histrionismo de Jack Nicholson no me parece ya tan exacerbado, y no caeré de nuevo en la comparación fácil entre los protagonistas; veo interesantes matices también en los personajes de Matt Damon y Mark Wahlberg, quien no en vano se llevó una nominación al Oscar a mejor actor secundario – en conjunto finalmente ganaron cuatro, incluyendo mejor director y película --. Su principal argumento a favor sigue siendo la excepcional forma de mantener la tensión dramática hasta su explosivo final, difícil de conseguir teniendo en cuenta lo largo del metraje.

Quizá no se encuentre entre las obras cumbre de su género, pero se atreve a llamar a la puerta en la fiesta donde se encuentran Casino y Goodfellas; necesita que pasen aún unos años más para que la historia decida dónde colocarla.