Ahora que vuelvo a usar el transporte público sigo con mi reconquista de libros que he dejado a medio terminar. Es bastante sorprendente lo rápido que puede acordarse uno de por dónde iba en la historia (aunque sea a grandes rasgos) en cuanto lee un capítulo más.
Tras la trilogía de El Elfo Oscuro (de R.A. Salvatore) y El Valle del Viento Helado (del mismo autor), que tardé años en terminar (Rios de Plata estuvo descatalogado durante mucho tiempo), me animé a continuar el año pasado con la siguiente saga (El Legado del Drow, cuyo primer libro se titula, precisamente, El Legado).
Originalmente escrito como una saga de cuatro libros, aquí se publicó con el primero independiente seguido de una trilogía, porque si a los fans no les das trilogías su cerebro se descompone (debe ser).
Y la cuestión es que… que no, que no puedo con esto más. Hago lectura en diagonal porque no me importa lo que me están contando. Me narran una partida a un juego de rol y eso no me interesa. No quiero páginas interminables de cómo se pegan uno contra otro. Los textos más prosaicos sí tienen su gracia, no en vano Reinos Olvidados es un trasfondo bastante rico para el que lo conozca, del que se pueden contar muchas cosas.
Me pasa lo mismo que con los libros de rol, cojo los capítulos de trasfondo y me los leo porque es algo que me gusta, pero no voy a perder el tiempo en leerme más reglas y manuales que no voy a usar nunca. Si pudiera extraerle toda la paja a estos libros (se quedarían en 50 páginas supongo) darían para unos cuentos de fantasía bastante entretenidos, pero no más.
No puedo seguir con esta saga, máxime habiendo tantos libros tan buenos aún por leer y tan poco tiempo de vida restante. Me quedaré sin saber que le ocurre a Artemis Entreri.