Por segunda vez en lo que va de año (una por contrato/empleador) la gestoría encargada de preparar mis nóminas ha tomado decisiones erróneas, y me ha supuesto retenciones menores de lo que debían ser. La declaración del año que viene va a ser divertida. En este último caso les envié un e-mail explicándoles que, por favor, me lo cambiaran por el porcentaje que teóricamente “me tocaría”. Su respuesta, lejos de ser un “hemos cometido un error” era un (resumiendo): ha sido cosa del programa, que supone que no trabajas en el resto del año y este dinero es el único que vas a cobrar, maldito sintecho, soluciónalo con tu propia empresa. He escrito este e-mail de respuesta:
Teniendo en cuenta que ha sido una decisión tomada por “la gestoría” (como ente abstracto), no entiendo muy bien el proceso por el cual la culpa pasa a ser de “el programa” (como software que parece ser que puede tomar sus propias decisiones, habría que llamar a la prensa de inmediato) y la solución pasa a recaer sobre mí, que no he tenido nada que ver en este proceso de toma de decisiones ni he sido preguntado de inicio sobre cuál era la retención que deseaba.
El género humano en ocasiones me sorprende por su constante capacidad para echar balones fuera.
Al final lo he descartado sin enviar, en un insospechado arrebato de madurez por mi parte. Intentaré gestionarlo con mi propia empresa.