Vivo en el centro del mundo mundial, o al menos esa es la conclusión que saco ahora que se acerca la navidad y paso por mi (nuevo) barrio. Todas las calles alrededor de mi manzana son consideradas dignas por el ayuntamiento, así que tenemos lucecitas colgadas de un lado al otro de la calle, cosa que no me pasaba desde que vivía en Barcelona, también en una zona bastante céntrica.
Desgraciadamente (no todo podía ser perfecto) son calles consideradas tan dignas que han tenido a bien hacer cortes esporádicos dependiendo del día, que impiden circular por la zona y acercarme o aparcar donde vivo. Si hoy vuelven a intentar impedirme entrar en mi calle probablemente tenga un percance con los agentes de movilidad. Atentos a los periódicos de mañana, por si aparezco.