Leía un artículo en el blog de Enrique Dans que me viene al pelo para el siguiente tema del que quería hablar relacionado con Perdidos. Él utiliza la serie como ejemplo del nuevo mercado global y la imposibilidad de frenar la dispersión de ceros y unos. Tiene razón en todo lo que menciona, aunque he de poner un pero: Perdidos no es un buen ejemplo. Como comentaba en el anterior post acerca del final de la serie, aunque en cierto modo ha revolucionado el entretenimiento televisivo, dudo que este esquema vuelva a repetirse a corto plazo.
¿Por qué? Porque es una serie con una relación coste/beneficio completamente descompensada. En su momento tuvo el episodio piloto más caro de la historia de la televisión, incluyendo mover (permanentemente) el equipo de rodaje y actores hasta Hawaii, así como la compra de un avión de pasajeros real, desmontado y empaquetado en tres aviones de mercancías hasta la isla, sólo para los decorados. Pero con el paso de las temporadas (específicamente a partir de la primera) se convirtió en una serie muy especializada, dirigida a un nicho de mercado muy concreto. Ha sido una serie difícil de seguir, en la que era imposible enganchar sobre la marcha a un nuevo espectador, que se sentiría como empezando a ver una película de David Lynch en el minuto setenta. Imposible de entender, imposible de explicar.
En su nicho, un porcentaje muy alto de espectadores optaron por ver la serie descargada y subtitulada, para acercarse lo máximo posible a la fecha de emisión original. Es un nicho muy especializado, con alta presencia en los medios virales de internet (facebook, twitter, blogs, etc.), por lo que la serie ha alcanzado un buzz muchísimo mayor que sus beneficios reales fuera de su mercado doméstico.
Quienes optaron por verla en castellano, se encontraron con una nefasta programación por parte de Televisión Española. Hasta ahí todo aceptable, es un canal incapaz incluso de capitalizar la serie de médicos más famosa de la historia (con permiso quizá de House), Urgencias, que vio múltiples horarios en dos canales distintos, pese a contar con quince temporadas y múltiples premios (y con George Clooney). Es decir, la incapacidad de capitalizar Perdidos podía ser culpa de Tve, en su línea. Y con tal pensamiento Cuatro compró los derechos de emisión.
Por más que ha intentado captar nuevos espectadores, con grandes campañas de marketing, y reemitiendo la serie desde el principio, la llegada de los mismos fue escasa, hasta el punto de que hemos (han) tenido que aguantar tres cambios de horario desde los martes originales. ¿El problema? Que el nicho es mucho más ruidoso que, pongamos, Águila Roja o El internado, pero mucho más pequeño.
Es decir, en Estados Unidos, dado que no existe otra emisión previa, los espectadores tienen que aguantar frente al televisor la publicidad si quieren ser los primeros en verla. Pero la tremenda viralidad de todo lo relacionado con la serie hace prácticamente imposible que pueda ser emitida simultáneamente en otros países. La serie está en antena en cincuenta y tantos territorios. ¿Podemos imaginar que hubiera pasado si el episodio final hubiese sido enviado previamente a esos lugares para su doblaje? Obviamente se habría filtrado, dado que es imposible controlar a todos los intermediarios de la cadena de empresas involucradas.
Frente a la aparente imposibilidad del estreno simultáneo, obtenemos audiencias reducidas en el resto de países (como el nuestro). Los intentos de emitir los episodios lo antes posible (quizá con una semana de retraso) no arreglan el problema, y se acaban abandonando porque son procesos costosos (se intentó al principio de esta última temporada de House, y se dejó de hacer tras pocos episodios). Y el intento torpe de Cuatro de hacer un subtitulado casi simultáneo ha demostrado que no disponen del equipo técnico ni humano para hacer algo así.
Pensamientos finales:
- Sin estreno simultáneo a nivel global, se hace imposible capitalizar correctamente productos para un público tan especializado, que buscará soluciones más rápidas y mejores que las que pueden dar los canales de televisión. Léase descargas y subtitulados hechos por los propios aficionados.
- Por otro lado, es complicado controlar ese proceso de globalización tantas veces. Se puede hacer con un libro de Harry Potter, pero: ¿podría hacerse si salieran dieciocho libros anuales de Harry Potter? Veo complicado que no hubiera filtraciones antes o después.
- Cuatro no ha utilizado publicidad en el último episodio… creo que porque ha dado el tema por perdido. Sabe que no ha ganado dinero con Perdidos, e intenta capitalizar lo que queda, el Buzz. Es decir, aprovechar el marketing de que ellos son quienes han emitido la serie, quienes han hecho el esfuerzo, quienes son los más mejores y los más modernos.
- El desastre de retransmisión que han hecho puede incluso haberse cargado ese Buzz que creo intentaban conseguir.
La conclusión es, por tanto, que veo difícil que este esquema se repita a corto plazo. Se ha intentado en mayor o menor medida con Heroes, FlashForward (del mismo creador) y Fringe, pero en ningún caso han conseguido las mismas reacciones, por quedarse en terreno de nadie. Haciendo las series algo más sencillas para atacar a un público más global, no han gustado tanto en ningún extremo del espectro de espectadores. Heroes ha sido cancelada tras arrastrarse varios años, FlashForward tuvo que ser paralizada para intentar controlar el desaguisado (y dudo que acabe correctamente) y Fringe se ha quedado un poco en terreno de nadie, como una serie de segunda fila.
¿Merecen la pena hacer series tan caras cuando por mucho menos puedes montar un Mentalista, Bones, CSI: Almendralejo, Castle, o cualquier otra procedimental similar? En este tipo de series la relación coste/beneficio es mucho mayor, la menor viralidad favorece la venta a otros mercados, son más sencillas de hacer y, al fin y al cabo, más sencillas de entender.
De ahí mi pensamiento original: veo difícil que este experimento televisivo se repita con éxito a corto plazo.