Llevo varios fines de semana saliendo de fiesta sin parar. Y se acabó. Ya recuerdo por qué hacía tanto tiempo que no lo hacía. Uno comprueba la franca decadencia a la que llega el ser humano al alcanzar determinadas edades y seguir comportándose como si tuviera quince años. Por otra parte, cuando yo tenía quince años jugaba con los G.I.Joe y al fútbol con mis amigos y todavía me quedaba mucho tiempo para eso de “salir de fiesta”.
Honestamente, hace tiempo que dejé de creer que un local oscuro, con la música a un volumen insano que te impide hablar y un alto porcentaje de la población con un contenido etílico en sangre excesivo sea el mejor sitio para pasarlo bien. Es que yo además no bebo, por si alguien aún no lo sabía. Es divertido ver como otros se emborranchan, pero sólo el primer millón de veces. Después empieza a ser repetitivo.
Y esos momentos de “es que esa me ha dicho que le molas” de verdad me hacen ver que, efectivamente, estoy rodeado de gente con doce años mentales, hacen que coja mi abrigo y mi bufanda (que en Madrid empieza a hacer mucho frío ya) y me vaya a mi casa apestando a tabaco, encienda la calefacción, y me ponga una peli a las tantas de la mañana. Lamentablemente, haciendo balance al día siguiente, el rato de la película al calorcito acaba siendo lo mejor del día. Incluso contando que no la terminé de ver porque me estaba quedando dormido, claro…
El caso es que para este próximo fin de semana ya tengo apalabrada la tarde/sobremesa del viernes, la noche con una fiesta de cumpleaños de tres personas y el sábado con otra fiesta de completos y absolutos desconocidos en su mayor parte. Y una tercera fiesta a la que probablemente no podré ir por coincidencia con alguna de las anteriores, aunque queda como reserva por si otro plan falla. Y el caso es que, exceptuando la sobremesa del viernes, no me apetece demasiado ningún otro plan.
No sé si será el síndrome del lunes o será que me estoy haciendo (más) mayor, pero creo que como no consiga una inyección anímica (metafóricamente hablando, claro) de aquí al viernes, al final mi plan consistirá en quedarme en casa viendo más películas. Y morir soltero.