La chica que saltaba a través del tiempo (時をかける少女 Toki wo kakeru shōjo, de Mamoru Hosoda)
Del mismo director que nos trajo Summer Wars en 2009 (película de la que habría que hablar largo y tendido, relacionada también con ese nuevo género acerca de las aventuras dentro de entornos virtuales que mencionaba en el post anterior) tenía pendiente su anterior obra, La chica que saltaba a través del tiempo, basada en una novela de ciencia-ficción de uno de los más conocidos autores japoneses del género.
Hagamos aquí un inciso: bastante que sabía que estaba basada en una novela, fijaos lo que se descubre con hacerle una visita a la wikipedia. Tenéis en vuestras manos el repositorio de conocimiento más amplio de la historia de la humanidad y sólo lo utilizáis para buscar fotos de Sofía Vergara. Vergüenza debería daros. Fin del inciso.
Ya hemos mencionado anteriormente en esta santa casa al estudio productor de esta película: Madhouse, que está realizando durante los últimos años algunas de las mejores obras de anime que se puede uno echar en cara. Aquí, como es habitual, la factura técnica de la película es casi impecable. Cualquier pega que le podamos encontrar (quizá la animación en los planos más alejados queda un poco desdibujada) queda eclipsada con, por ejemplo, su estupenda banda sonora.
Pero es sin duda en su narrativa pausada y emotiva donde la película brilla. Nos cuentan como una joven alumna de instituto descubre por azar una misteriosa capacidad para saltar cortos intervalos hacia atrás el tiempo, convirtiendo esta habilidad en su forma de alargar los buenos momentos, repitiéndolos, e intentando corregir los malos, con los problemas que esto acaba ocasionando a la larga. El karma es lo que tiene. Si a ti no te pasa nada malo ya le pasará a otro. Hacia el final la tragicomedia se vuelve profundamente dramática con un par de escenas que te dejan el corazón en un puño, como debe ser. Vedla y disfrutadla.