Llevo desde el domingo con un gripazo de tres pares de… bueno, con un gripazo poco divertido. No sé ni qué hago en el trabajo, pero alguien tendrá que levantar este país para que los vagos que estáis todo el día navegando por internet no tengáis que hacer nada.
Lo más interesante que ha pasado desde entonces es que ya tengo mi V3xx y mi contrato de Yoigo funcionando, así que ya os contaré según vaya trasteando. Por ahora lo que he aprendido es: el software que incluyen los teléfonos para hacer cualquier cosa con ellos no vale un pimiento. Algo tan sencillo como pasar la agenda de un teléfono a otro es imposible. Y no me deja enviar todos los archivos que haya en la memoria en una única operación Bluetooth. Tendremos que usar la típica táctica de copiar todos los contactos del teléfono a la nueva SIM y de ahí al nuevo teléfono… gracias a que mi móvil original es libre. No me gustan las tecnologías que no hacen más que impedir al usuario hacer lo que quiere.