Naruto, de Mashashi Kishimoto.
A ver, esto hay que tomárselo con una cierta perspectiva. Aceptemos ciertas cosas: como tebeo es más bien tirando a malo. A bastante malo. Peeeeeero aún así voy a tener que recomendarlo. Aunque la ya de por si paupérrima imagen que tenéis todos de mi capacidad cultural descienda hasta niveles insospechados.
Pongámonos en situación: hace ya unos cuantos meses que no leía (ni compraba) la colección. Y eso que es bimestral. Tenía incluso varios comprados sin leer, pero es que el tema se estaba poniendo insoportable. Persecución absurda de un grupo de ninjas de los buenos (la villa de la hoja) a otros malos (la villa del sonido, aunque van con Orochimaru, así que quién sabe si aún tienen relación con su villa o no). Dos o tres tomos seguidos de peleas ridículas “one vs. one” en las que uno de cada equipo se quedaba atrás para ponerse tibios mientras la persecución continuaba.
Por alguna razón he conseguido superar el tedio de esa parte hasta llegar a los tomos 23 y 24, donde Kishimoto por fin le da al tema un toque más cinematográfico. Después de (supongo) aburrise de hacer lo mismo durante 300 páginas le da por dividir a los protagonistas en grupos, agilizar la narración cambiando de escena en los momentos clave, y traer por fin a los personajes interesantes.
Y es que, para qué nos vamos a engañar, la llegada de Rock Lee al rescate la estábamos esperando todos.
Y es que, para qué nos vamos a engañar, la llegada de Gaara del Desierto y todo el equipo de la villa de la arena no me la esperaba del todo pero ya le había dado vueltas a la idea. Me queda bastante claro que Gaara acabará siendo como el Vegeta de Bola de Dragón (mi personaje favorito de aquella serie, por supuesto).
Y me preguntaréis: ¿es ésta razón suficiente para recomendar el tebeo? Sí. ¿Por qué? Porque mola. Mucho. Le van a poner a Orochimaru la cara de vuelta y media.
PD: Si me váis a poner algún comentario con referencias a la serie de anime, no la veo. Ni leo el manga original, voy leyendo con tranquilidad según lo va publicando Glénat. Para que no me destripéis lo que tiene que venir, vamos.